El consejero de Desarrollo Rural del Gobierno de Aragón, Joaquín Olona, consideró ayer «decepcionante» el borrador filtrado sobre la propuesta del reglamento sobre la nueva PAC (Política Agraria Común) en el que trabaja la Comisión Europea y advirtió que la ausencia de cambios de calado «nos sitúa de nuevo ante el riesgo de una reforma tan inútil como la anterior».

Olona valora positivamente que se introduzca la consideración del peso de la actividad agraria en relación con la actividad total del beneficiario en la línea con lo propuesto desde el Gobierno de Aragón, si bien considera que el concepto de «agricultor genuino» es «lo suficiente ambiguo para que, a los efectos prácticos, resulte tan inútil o más como la de agricultor activo».

Para el consejero, la libertad que se da a los estados miembros para mantener o eliminar los sistemas de derechos de pago básico «impide la necesaria redistribución de la ayuda en favor de los más jóvenes y profesionales, así como de quienes más dependen de la actividad agraria o se sitúan en zonas con menor potencial productivo».

En el caso de las ayudas acopladas, que mantienen prácticamente la misma estructura actual, Olona señaló que la posibilidad de financiar el pago a los «pequeños agricultores» con fondos propios abre la puerta a la cofinanciación nacional de los pagos directos manteniendo, además, las complicaciones administrativas actualmente existentes.

Aunque establece un límite máximo absoluto de ayuda teniendo en cuenta la remuneración del trabajo aplicado en la explotación, da la posibilidad de limitarlo individualmente lo que, según Olona, puede llevar a que, al igual que ha ocurrido con la figura de agricultor activo, no tenga efectos prácticos o sean muy limitados. Por otro lado, considera que la cifra establecida para el límite máximo absoluto (60.000 euros) «resulta un tanto arbitraria» y «no garantiza una compensación de rentas justa ni eficaz».

Aunque ve positivo que se considere como objetivo el fortalecimiento del tejido socioeconómico de las zonas rurales, incide en que el borrador «no contempla nuevos mecanismos para lograrlo sin que se aprecien novedades destacables en materia de desarrollo rural». Ante el carácter «poco reformador» del borrador, Olona aboga por «promover los cambios de calado que la Comisión Europea, según parece no contempla, porque son los agricultores, y no tanto la agricultura en sí misma, quienes están gravemente amenazados y, con ello, nuestro mundo rural».