El principal cártel productor de petróleo, la OPEP, que acumula un tercio de la producción mundial de crudo, decidió ayer en Viena mantener la cifra de 30 millones de barriles por día, a pesar de las demandas de algunos de sus países miembros de aplicar un recorte para frenar la caída de los precios. El efecto de la decisión de la OPEP fue inmediato. En pocas horas el precio del barril de Brent bajó por debajo de los 70 dólares, muy lejos de los 100 dólares a los que se vendía antes del verano, y más de siete dólares por debajo del precio al inicio de la jornada. Era el precio más bajo desde hace cuatro años.

La reunión de los productores había despertado mucha expectación porque países como Venezuela y Ecuador llevaban varias semanas exigiendo un freno en la producción ya que con los precios actuales su economía nacional se resiente mucho al ser un de sus principales fuentes de ingresos. Sin embargo, Arabia Saudí, de la que depende un tercio de la producción de la OPEP, o Irak, por citar otro de los países con más cuota, se negaban a reducir la oferta de crudo con el argumento de que prefieren mantener la cuota actual del mercado mundial, antes de tener menos clientes aunque sea a un precio más alto. Y tenían todas las de ganar, ya que los estatutos de la OPEP establecen que esta decisión se tomará solo por unanimidad.

MENOS DEMANDA

Otros motivos esgrimidos por Arabia Saudí en los últimos días para oponerse al recorte fueron que una subida de los precios podría lastrar la recuperación económica de Europa y de EEUU, e incrementar la caída de la demanda de crudo, precisamente una de las causas de que el precio está tan bajo. Por lo que la teórica solución podría ser peor que el problema. La autoridades saudíes, además, apostaban por mantener el nivel de producción hasta diciembre del 2015.

"La OPEP ha tomado una buena decisión", indicó ayer el ministro de saudí de Petróleo, Ali al-Nouaïmi, Y el secretario general de la organización, Abdallah El-Badri, confirmó además que el mandato sobre la oferta se ha prolongado hasta diciembre del 2015.

Para el ministro responsable de Petróleo de Ecuador, Pedro Merizalde-Pavón, la decisión final fue positiva porque servirá para dar más salida a "las producciones que son comerciales", frente a la competencia del llamado petróleo de esquisto, el hidrocarburo extraído mediante el sistema de fractura hidráulica y que se produce principalmente en Estados Unidos. Este tipo de combustible ha rebajado la demanda de petróleo convencional por parte de EEUU y es otra de las razones de la caída del precio del crudo. Algunos productores de la OPEP confían en que elevado precio del esquisto, que se considera solo rentable si se vende a un precio equivalente a más de 80 dólares el barril, acabará jugando a favor del petróleo tradicional.

Uno de los máximos defensores del recorte, el ministro venezolano de Asuntos Exteriores, Rafael Ramírez, abandonó la reunión sensiblemente enfadado y se negó a hacer declaraciones.

Entre los efectos colaterales de la decisión de la OPEP destacó el desplome de la cotización del rublo frente al euro y al dólar hasta sus registros históricos más bajos en la bolsa de Moscú. Rusia es uno de los grandes productores de crudo que no pertenece a la OPEP y aspiraba a captar parte del mercado si el cártel reducía el número de barriles. Con el petróleo en caída libre, un euro llegó a cambiarse en el parquet moscovita por 60,75 rublos.

Un precio bajo del petróleo tiene efectos muy positivos para la mayoría de empresas, a las que les rebaja su factura de transporte, en primer lugar. También afecta a los precios en general, como se ha visto en la evolución a la baja del IPC en los últimos meses. Al consumidor final, este abaratamiento del crudo no le llega en la misma proporción, en parte por la actuación de las operadoras y también por el efecto de las tasas que gravan los carburantes.