Aragón va camino de convertirse en un referente dentro del sector porcino europeo. Por el momento, la actividad ya se ha posicionado como el otro gran motor económico de la comunidad junto al automóvil gracias al auge que vive el sector en la región. De hecho, la mayoría de inversiones que han llegado o se han anunciado en los últimos años en el territorio las han protagonizado empresas vinculadas de una forma u otra al porcino (BonÀrea en Épila, Vall Companys en Ejea y Calamocha, Grupo Jorge...).

Todo ello, unido al boom de las nuevas granjas (el 10% de las 3.700 explotaciones que hay en Aragón se han puesto en marcha en los últimos cinco años) convierten al porcino en una de las grandes esperanzas de la comunidad. También en lo que a empleo se refiere, ya que el sector genera unos 10.000 puestos directos e indirectos en la región.

Poco a poco, Aragón le ha ido comiendo terreno a Cataluña, el mayor productor y exportador de cerdos de España, y ha ido aumentando su cabaña porcina. Tanto que ahora viven en la comunidad casi ocho veces más cerdos de cebo que habitantes.

Su expansión en Aragón comenzó en torno al 2011 como alternativa a una agricultura cada vez menos rentable y a la crisis del ovino. No en vano, son muchos los ganaderos que se han quitado las ovejas para ponerse cerdos. Otra de las causas del éxito del sector es el fuerte incremento de las exportaciones.

El crecimiento de la cabaña ha creado el caldo de cultivo necesario para la llegada de grandes grupos como es el caso de Pini, BonÁrea, que va a levantar un macrocomplejo en Épila y va a crear hasta 4.000 nuevos empleos, o Vall Companys, que va a ampliar su matadero de Ejea y su secadero de Calamocha. A estas firmas hay que añadir al Grupo Jorge, uno de los líderes del sector porcino español.

El presidente Javier Lambán ya comentó en diciembre que este iba a ser el año de la agroalimentación y no se ha confundido, aunque podría haber concretado más y asegurar que iba a ser el año del porcino.