Éramos pocos... y llegó Pikolín. El sector comercial de Zaragoza se prepara para el alumbramiento, si se cumplen los planes previstos, de una nueva gran superficie. Iberebro, la empresa patrimonial de la familia Soláns, propietaria de la firma líder del sector del descanso, ha resucitado el proyecto de reconvertir los terrenos de su actual fábrica de colchones de la autovía de Logroño y transformar su uso de industrial a comercial. Sobre esta parcela plantea levantar un centro comercial, bautizado como Torre Village, especializado en tiendas outlet con descuentos de entre el 30% y el 70%. A esta diferenciación fía su éxito esta novedosa iniciativa, que despierta dudas por la saturación del sector comercial de la ciudad y por la operación urbanística asociada al mismo.

La idea ya se barajó en el 2008, cuando Pikolín anunció que trasladaría su factoría, situada desde hacía 35 años en el polígono El Portazgo, a la Plataforma Logística de Zaragoza (Plaza). La mudanza del almacén logístico se hizo realidad en el 2011, pero el grueso de la operación --la reubicación de la parte productiva-- se demoró por el freno de la crisis, que ha reducido a la mitad las ventas de su sector en los últimos cinco años. Al calor del cambio de ciclo económico que empieza a adivinarse, Pikolín ha reactivado el traslado, que quiere hacer efectivo a finales del 2016 o inicios del 2017, y con él, la reconversión de su vieja fábrica.

El lanzamiento de esta ambiciosa iniciativa comercial ha dado esta semana sus primeros pasos administrativos, con la aprobación provisional por parte del Ayuntamiento de Zaragoza del plan especial de urbanización de los suelos. No obstante, a la tramitación del proyecto le queda un largo recorrido de alegaciones y prescripciones técnicas. Su futuro dependerá además del próximo gobierno municipal que emane de las urnas. Por lo pronto, al macrooutlet ya le han salido algunos detractores, como Podemos, que lo rechaza porque perjudicará "gravemente" al pequeño comercio y las tiendas de proximidad.

La presentación oficial del proyecto, cuyo diseño se ha encargado a un estudio de arquitectura zaragozano, será este mes, según apuntaron fuentes de la empresa promotora. Aunque ya se han dado a conocer algunos detalles de lo que pretende ser Torre Village. Uno de los más llamativos es que el complejo pretende conservar y aprovechar la emblemática torre de Pikolín, de 32 metros de altura, a la que debe su nombre el centro.

Turismo de compras

El futuro complejo contaría con un total de 60.000 metros cuadrados de venta (superficie bruta alquilable), de los que 22.000 corresponderían al village (galería comercial al aire libre), 35.000 al parque de medianas (donde Bauhaus abrirá su tienda de bricolage el próximo mes de julio) y 3.000 para restauración. La inversión estimada asciende a 50 millones de euros.

Si todo va bien, Iberebro espera iniciar las obras de construcción una vez que Pikolín materialice su traslado a Plaza, es decir, en año y medio, en el mejor de los casos. Los trabajos durarían algo menos de un año, por lo que la fecha de apertura sería para finales del 2017, apuntaron las mismas fuentes.

El concepto del centro es similar al de Las Rozas Village (en Madrid) y La Roca Village (Barcelona), pero "menos enfocado al lujo". "Nuestro público objetivo es más general, no solo para compradores de alto poder adquisitivo, queremos ofrecer moda a precios más democráticos", detallaron. Los promotores están realizando ya tareas de comercialización, con las que espera captar unos 90 operadores. De momento, aún no hay nada cerrado.

En la firma patrimonial de Soláns están convencidos de que su proyecto tiene cabida en Zaragoza a pesar de la saturación comercial que presenta la ciudad, que es la primera de España en superficie de venta por habitante. Los serios apuros por los que pasan algunas centros comerciales, como Plaza Imperial, tampoco espantan a los promotores de Torre Village. "Hay nicho. Es un concepto muy diferente", subrayan. Así lo avalan, afirman, los estudios de mercado realizados. El outlet, el único proyectado en el norte de España, aspira además a atraer público de otras comunidades limítrofes y convertirse así en un nuevo referente del turimo de compras, al estilo de Puerto Venecia.