Los problemas crecen en la industria auxiliar de la planta de Opel a causa de la asignación de pedidos para el nuevo Corsa. La reducción de costes que exige la matriz y la pérdida de contratos por parte de algún proveedor están provocando una creciente tensión laboral. Los sindicatos tratan de dar la batalla en la negociación de convenios para que no se produzca una devaluación de salarios, que en algunos casos parece ineludible. También temen por los despidos en compañías que dejarán de hacer piezas para el citado coche.

En esta última situación se encuentra Fagor Ederlan, que emplea a cerca de un centenar de trabajadores en Borja, según explicaron ayer fuentes de CCOO, que ven peligrar el futuro de la planta si la compañía no capta nuevos pedidos.

Uno de los mayores puntos calientes en las auxilares de Opel está en Android, cuyo conflicto ha estado a punto de desembocar en una huelga y en una inaplicación del convenio. Empresa y comité sigue lejos del entendimiento tras la última reunión mantenida el pasado jueves, la primera de las tres citas que pactaron realizar con la mediación del SAMA para llegar a un acuerdo.

En la planta de Proma en Épila, que cuenta con una plantilla de 130 personas, los sindicatos están reclamando un plan industrial que haga frente a la pérdida de la producción de los hierros para los asientos del nuevo Corsa, un pedido que a partir de septiembre del 2019 hará Adient (antes Johnson Controls).