Es muy famosa la escena final de Lo que el viento se llevo, sobre todo por ese momento en que Scarlett O'Hara le dice a Rhett Butler: "¿Si te vas, a dónde iré yo, qué será de mi?". Y este le contesta una frase mítica: "Francamente querida, eso me importa un comino" ("no me importa", en el puritano doblaje español). Pero se suele hablar menos de la estupenda sentencia con que ella acaba la escena: "Debe haber alguna forma para hacerle volver. Ahora no puedo pensar en ello. Me volvería loca si lo hiciera. Ya lo pensaré mañana".

Esa última frase, ese procrastinador 'ya lo pensaré mañana', define bien lo que ha sucedido en el mercado en las últimas cinco sesiones. La semana comenzó con el acuerdo entre Grecia y sus socios europeos para prorrogar en cuatro meses su rescate. En realidad las diferencias siguen ahí y la cuestión de fondo sin resolverse, solo se ha comprado tiempo. Pero el pacto fue suficiente para avivar los ánimos compradores de los inversores: ya lo pensarán en cuatro meses.

Otro elemento fundamental para explicar lo que ha pasado es el programa de compra de deuda pública del BCE, que arancará en marzo. Y también la avalancha de resultados empresariales, en los que ha habido de todo pero ha abundado lo positivo.

El Ibex 35 subió ayer el 0,35%, a los 11.178,30 puntos, con lo que cierra la semana con un alza del 2,75% y el mes con un avance del 7,45%, el mejor registro desde octubre del 2013. La prima de riesgo cayó a 95 puntos.