Solo tres de los 335 fondos de pensiones con 15 años de historia arrojaron desde el 2001 una rentabilidad superior a la del Ibex 35, la principal referencia bursátil española, y los bonos del Estado en ese periodo. Fiel a su cita anual, el estudio que realiza el profesor del IESE, Pablo Fernández, insiste en que «los datos indican que pocos gestores se merecen las comisiones que cobran». La evolución experimentada por estos instrumentos tampoco justifica la discriminación fiscal existente en favor de estos, agregan los autores.

Los datos son contundentes con respecto a los instrumentos llamados a complementar las pensiones públicas y que la patronal aseguradora, Unespa, defiende como herramientas cuasi obligatorias para paliar las carencias de las prestaciones de la Seguridad Social.

Los resultados no difieren mucho de las de los estudios que analizaron los periodos 2000-2015, 1999-2014, 1998-2013. Entre diciembre del 2001 y el mismo mes del 2016, la rentabilidad de los fondos de pensiones se situó en una media anual del 2,03%, por debajo de la inflación media del periodo (2,29%), de la de los valores del Ibex (5,24%) y de los bonos del Estado a 15 años (5,27%).

RENDIMIENTO NEGATIVO

Además, un total de seis de estos instrumentos de previsión registraron rendimientos negativos o, para ser más concretos, pérdidas. En todo caso, si se distingue entre categorías, los garantizados (en los que normalmente una aseguradora o banco garantiza una rentabilidad) fueron los que más rendimiento ofrecieron, con una media del 3,34% de media y un máximo del 5,28% y un mínimo del 1,95%. Los peores resultados son para los fondos de renta fija a corto plazo, con una media del 1,43%, un máximo del 2,59% y un mínimo del -0,02%. El mayor descenso fue para algún fondo de renta variable, con una pérdida del 1,75%.

La diferencia de rentabilidad es evidente. «Un euro invertido en diciembre del 2001 en Bestinver Ahorro y Futurespaña» (los fondos más rentables durante el periodo estudiado) «se convirtió, respectivamente en 4,02 euros y 2,68 euros, mientras que el invertido en Penedès P. Euroborsa 100 (el menos rentable) se convirtió en 0,77 euros», ilustra el estudio.

Fernández destaca que comparar la rentabilidad de los fondos «con la inflación, los bonos del Estado y la bolsa española, sí proporciona luz para enjuiciar la gestión de los fondos y su composición». De todas formas, «las elevadas comisiones» que se aplican a los fondos explican solo parcialmente «la pobre rentabilidad» de los mismos. Y eso es así porque otra parte corresponde «a la distribución de la cartera de inversiones», así como a la «gestión activa», mediante la que el gestor realiza compras y ventas para modular la rentabilidad del fondo.

El problema es que, con los datos que se facilitan por parte de las gestoras, es difícil determinar si se ha generado valor para los partícipes mediante la gestión activa, aunque sí que se ha hecho «para los departamentos de bolsa que realizaron las compras y ventas de valores (cobraron comisiones que pagaron los partícipes)», destacan los autores del estudio.

CARGAS AL ALZA

Según los datos de la dirección general de Seguros, el importe ingresado por comisiones de planes de pensiones ascendió a 563 millones de euros en el 2002. Las cifras fueron subiendo hasta situarse en 1.013 millones en el 2008, por debajo de los 1.050 millones del año 2007.

El informe concluye que el resultado global obtenido por los fondos de pensiones «no justifica en absoluto la discriminación fiscal a favor del mismo». Incluso, en varios casos, «los inversores en fondos de pensiones perdieron la desgravación fiscal que les regaló el Estado para inducirles a invertir en dichos fondos en menos de cinco años («vía comisiones e ineficiencias en inversión y gestión»).

Un análisis más detallado permite deducir que existe muy poca vinculación entre el volumen de patrimonio y la cantidad de partícipes que gestiona el fondo y la rentabilidad. En conclusión: los fondos con mayor rentabilidad no suelen ser los que tienen mayor patrimonio ni más partícipes.