El plazo máximo para privatizar Bankia, fijado en principio para el cierre del 2019, vuelve a estar en el alero debido a la dificultad para recuperar todo o una parte sustancial de los 22.424 millones inyectados a la entidad por su baja cotización en bolsa. Desde el PSOE se defiende que la prioridad debe ser no malvender la entidad, mientras que el banco argumenta que todavía hay tiempo de sobra para tomar una decisión. El Ministerio de Economía prefiere mantener la prudencia.

La posibilidad lleva tiempo abierta. El Gobierno de Rajoy fijó en 2012 el plazo a finales del 2017, pero en el 2016 decidió retrasarlo porque ello permitiría obtener el máximo retorno de las ayudas públicas. El pasado febrero, el presidente del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), Jaime Ponce, aseguró que era una «buena baza» que el Ejecutivo pudiera volver a retrasarlo y poco después el entonces ministro de Economía, Román Escolano, apuntó en la misma dirección: «El Gobierno no se siente presionado para vender. El objetivo claro es tener la maximización de estas ayudas y en función de eso tomaremos decisiones».

NUEVO ESCENARIO / El relevo en el Ejecutivo ha abierto sin duda un nuevo escenario. La flamante ministra Nadia Calviño de momento se ha mostrado cauta. «Existe un calendario para su privatización, pero tenemos tiempo: más importante que darse prisa es hacer las cosas bien; el objetivo es maximizar la recuperación de las ayudas públicas», aseguró en una entrevista publicada en El País. «Hay tiempo suficiente para tomar una buena decisión», sostienen en su departamento.

Fuentes socialistas, en cualquier caso, defienden que el Gobierno de Rajoy se «apresuró» al vender dos paquetes de acciones en el 2014 y el pasado diciembre. A los precios de entonces y a los que ahora cotiza el banco no se podrían recuperar las ayudas y lo importante, argumentan, es no volver a «malvender». Eso sí, apoyan al equipo gestor y descartan convertirlo en un banco público permanente, como quieren Unidos Podemos y los sindicatos.

Un elemento clave va a ser la anunciada intención de Pedro Sánchez de no convocar elecciones hasta el 2020. Si no se cambia el plazo de privatización, es probable que el presidente tenga que enfrentarse a finales del 2019 a titulares sobre que el Gobierno ha vendido Bankia con pérdidas millonarias. En contra juega la presión de la Comisión Europea, de la que proviene Calviño, para acelerar la privatización. Pero la norma que fija el plazo es española, no una imposición comunitaria por el rescate europeo a la banca

«AHORA NO ES BUEN MOMENTO» /Sabedor de que el debate está abierto, el presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, ha querido fijar su posición. Así, ha admitido que ahora no es buen momento para continuar con la privatización, pero a la vez defiende que hay tiempo para volver a cambiar la ley si es necesario. Además, ha dejado claras sus preferencias: «Tenemos que ser oportunistas, no estamos en una situación de agobio de tiempo, pero tampoco nos podemos eternizar».

Su deseo es presidir cuanto antes una banca privada e independiente. Y en el banco se sostiene que no está nada claro que atrasar el plazo reduzca la presión de los especuladores bajistas posicionados en la acción de Bankia y permitir que suba, con lo que no ven urgencia.