Los polígonos empresariales de Aragón alzaron ayer la voz para denunciar el «abandono» y el «olvido» institucional al que se ven sometidos mientras se agasaja a grandes compañías como BonÀrea, a la que el Ejecutivo autonómico está dando «todas las facilidades» para su instalación en Épila, asumiendo incluso el coste millonario de la urbanización de suelo donde se ubicará. Para revertir esta situación y dar visibilidad a sus problemas, han unido fuerzas y se han agrupado en la federación Fepea, auspiciada por la patronal Cepyme. El objetivo es reclamar mejoras en seguridad, telecomunicaciones o suministro eléctrico, que son las materias que más preocupan por graves deficiencias que detectan.

«No pedimos ser declarados de interés general ni autonómico. Queremos algo tan sencillo como salir del olvido», aseguró ayer en rueda de prensa Ignacio Almudévar, presidente de la Federación de Polígonos Empresariales de Aragón (Fepea), creada hace seis años para defender los intereses de las 10.000 compañías instaladas en los 348 complejos de este tipo que hay en la comunidad.

Estos suman un total de 110 millones de metros cuadrados, casi el triple que en el año 2000 (35 millones). De esa superficie, el 43% está desocupada, según cálculos de este colectivo, que agrupa a una docena de asociaciones a las que pertenecen cerca de 3.000 pymes. En algunos, como el de Empresarium de Zaragoza, de 1.150 naves, hay 800 vacías y algunas hasta «se utilizan como vivienda». Otros, como el de Orihuela del Tremedal, están vacíos completamente.

Especulación y corrupción

Por todo ello, Almudévar desaconsejó que el Ejecutivo autonómico invierta en crear nuevas infraestructuras de este tipo -como ocurrirá en el caso de BonÀrea- y pidió a las administraciones que ayuden a dignificar las condiciones de los polígonos existentes y a reactivar los situados en el medio rural, algunos de los cuales han sido «abandonados» a su suerte tras ponerse en marcha en los años del boom inmobiliario. En aquel periodo, recordó, estos complejos llegaron a ser «objeto de especulación» e, incluso, motivaron algún caso de corrupción.

Fepea puso de manifiesto una serie de carencias que merman la competitividad y la capacidad para atraer inversiones. Entre estos problemas apuntaron a los frecuentes microcortes de luz, que generan pérdidas de 100.000 euros al año en el caso del polígono Valdeferrín de Ejea, que ha impulsado una mesa de trabajo con Endesa para resolver las deficiencias. En el de Pina de Ebro han detectado nueve cortes en los diez primeros meses del 2016, con un impacto de 95.000 euros.

La falta de seguridad es otra de las preocupaciones, lo que ha llevado a algunos polígonos a contratar empresas privadas. En La Puebla de Alfindén, por ejemplo, gastan 4.000 euros al mes en este servicio.