La espiral negativa en que lleva inmerso el Banco Popular desde hace ya algún tiempo, y particularmente desde el martes pasado, hundió ayer aún más a la entidad financiera. Después de despeñarse el 38% la semana pasada, las acciones del banco se desplomaron en su séptima sesión seguida en rojo otro 18,16%, su mayor caída en lo que va de año, hasta un nuevo mínimo histórico de 0,338 euros. El banco vale ahora en bolsa apenas 1.418 millones de euros, lo que supone prácticamente la mitad que hace tan solo una semana (el 48% menos, desde los 2.700 millones de euros), el 63% menos que a principios de año (3.800 millones de euros) y el 99% menos que antes de la crisis económica.

La falta de claridad sobre el futuro de la entidad ha dado pie a todo tipo de rumores que le están llevando a una situación límite. «Es un banco solvente y viable, pero si pierde la confianza de los inversores y los depositantes, como está sucediendo, puede dejar de serlo. Ha habido un problema de gestión de la comunicación más que del balance», lamentan algunas fuentes del sector financiero.

Distintos representantes bancarios apuntan que su presidente, Emilio Saracho, se equivocó al dejar abierto en febrero pasado la posibilidad de vender el banco o ampliar capital, en lugar de anunciar una de las dos opciones una vez decidida. También erró, a su juicio, el consejero delegado del Popular, Ignacio Sánchez-Asiaín, al dar a entender en abril que la cuantificación del problema inmobiliario y el déficit de provisiones del banco se desvelaría «en pocas semanas», para luego retrasarla finalmente «hacia el verano».

ESTABILIZAR EL BANCO / En el sector se defiende que es necesario «estabilizar» el banco, con medidas como una línea de liquidez del Banco Central Europeo (BCE) para tranquilizar al mercado ante la probable salida de depósitos. Precisamente, Saracho y Sánchez-Asiaín tienen hoy una reunión ordinaria con responsables de la supervisión bancaria del Banco Central. No se descarta que sobre la mesa esté la posibilidad de concederle alguna línea de crédito, pese a que la entidad cumple los requisitos de liquidez y capital, o, según algunas fuentes, que funcionarios europeos colaboren en la elaboración de su estrategia.

DESCONFIANZA / Paralelamente, la entidad financiera sigue perdiendo inversores. Credit Mutuel, socio del banco desde el ejercicio 2010 y accionista de referencia, anunció ayer que abandona su puesto en el consejo de administración, después de comprarle la semana pasada el 48,98% de su firma conjunta TargoBank. La entidad francesa posee el 4,061% de las acciones del Banco Popular y, según fuentes del mercado, podría estar vendiéndolas, como ya hizo el fondo Blackrock la semana pasada (del 4,09% al 1,77%), lo que habría contribuido a su caída en bolsa.

La sombra de una posible intervención pública también sobrevuela sobre la entidad, ante las dudas sobre el interés del Banco Santander y de Bankia de presentar una oferta si no hay detrás ayudas y después de la advertencia lanzada la semana pasada por el Mecanismo Único de Resolución europeo.