La experiencia le jugó una buena pasada al presidente Mariano Rajoy en su conversación del pasado 30 de enero con el presidente finlandés Jirky Katanien, captada por un micrófono oportuno aunque desapercibido por los dialogantes. Rajoy aseguró a su homónimo que estaba preparando una reforma laboral de tal calado que a buen seguro le costaría una huelga general. Acertó en ambas profecías, por el mismo orden en que las pronunció. La reforma, publicada en el Boletín Oficial del Estado del 18 de febrero tenía tanta extensión, 61 páginas, como profundidad. Y a medida que se ha ido conociendo y evaluando, los sindicatos no han dudado en convocar huelga para el 29 de marzo. En total, desde la profecía hasta su cumplimiento total han pasado 38 días.

¿Cómo sabía Rajoy que le iban a devolver la falta de diálogo con la convocatoria de ayer? Por tradición. A cada presidente, de los cuatro que ha tenido la democracia española, le han hecho una gran huelga. La diferencia es lo que se ha tardado en recibirla desde que inició el mandato. En esto, Rajoy ha sido el más rápido, tres meses. Los otros tres presidentes, sin ajustar en meses, tuvieron su rechazo sindical en la calle al cabo de seis años de mandato. Lo que une a las cuatro convocatorias de huelga general que han tenido la consideración de tales, por su amplio seguimiento, ha sido siempre la legislación laboral en cuatro aspectos básicos: contratos, despidos, negociación colectiva y pensiones.

Ruptura UGT-PSOE

El presidente Felipe González (1982-1996) vivió más de una huelga general, aunque la más sonada, por su rotundidad, fue la del 14 de diciembre de 1988. La causa inmediata fue el Plan de Empleo Juvenil (PEJ), que se consideró como un recorte de los modelos de contratación. Duró 24 horas y pasó a la historia por dos anécdotas. Una, que la inició una cuenta atrás en Televisión Española desde las cero horas (era la única televisión). Otra, la ruptura, traumática para muchos socialistas, entre el sindicato UGT y el PSOE. La doble afiliación quedó maltrecha y la larga amistad Felipe González-Nicolás Redondo, rota. El PEJ fue retirado. En el largo mandato de González constan también otras huelgas generales, pero con una incidencia menor, lo que permite mantener el principio, ratificado ayer mismo, de que cada presidente desde la restauración de la democracia (salvo el breve periodo de Leopoldo Calvo-Sotelo) padece, al menos, una huelga. Las otras protestas de la era González fueron en 1985 (contra la ley de pensiones), en 1992 (recorte de prestaciones de desempleo y proyecto de ley de huelga) y en 1994 (Por el empleo y la solidaridad, fue el lema).

Mayoría absoluta

A José María Aznar (1996-2004), la huelga general le llegó de la manera más inesperada: cuando gozaba de mayoría absoluta y se estaba forjando una imagen internacional singular por su alianza con el norteamericano George Bush. A la contestación política en la calle, infrecuente hasta entonces, se sumó la sindical en junio del 2002. El éxito del paro contra el recorte del desempleo fue negado por el Gobierno y por un locutor de TVE, que se refirió a CCOO deletreando sus siglas (cé, cé, o, o).

El anterior presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, pese a su intento continuo de mantener buena sintonía con los interlocutores sociales, rompió el consenso a partir de la exigencias europeas de mayo del 2010. Cuatro meses después hubo huelga, de seguimiento dispar, contra el recorte en la indemnización por despido.