El gigante de la juguetería Toys ‘R’ Us declaró la suspensión de pagos en Estados Unidos y en Canadá el pasado martes, pero no es la única empresa del sector en apuros. Imaginarium cerró un principio de acuerdo con sus acreedores en julio y Lego anunció en septiembre que despediría a 1.400 trabajadores. Las dificultades de las grandes empresas han atraído las miradas a un sector que tampoco se libra del cambio de hábitos de los consumidores.

Si la española Imaginarium negociaba con los acreedores su deuda de 8,5 millones para garantizar su viabilidad, la juguetera estadounidense reestructurará parte de su deuda de 2.500 millones de euros (3.000 millones de dólares) al presentar concurso de acreedores en el Tribunal de Bancarrotas en Virgina (EEUU). Muchos han señalado a Amazon y a los padres millennials como culpables de esta suspensión de pagos. Pero el declive de las ventas no es la única razón de la situación de la juguetera. Los fondos de capital riesgo KKR y Bain Capital la compraron hace 12 años junto a la firma de inversión inmobiliaria Bornado por 5.520 millones de euros (6.600 millones de dólares) y endeudaron a la juguetera con 4.000 millones de euros (5.000 millones de dólares) para financiar la operación.

La importante deuda que arrastra ha precipitado la decisión de suspender pagos del mayor distribuidor de juguetes del mundo. Toys ‘R’ Us cuenta con casi 1.600 tiendas en 38 tiendas y 65.000 empleados en todo el mundo.

Futuro en duda

El futuro de estos puestos de trabajo y establecimientos está en duda ahora con el procedimiento abierto. Fuentes de la compañía aseguran que esta medida «no afectará al negocio ni a las tiendas en España», y agregan que ya están centrados en la campaña de Navidad, que supone un 60% de sus ingresos en España.

Toys ‘R’ Us espera que el dinero recaudado sea suficiente para afrontar las facturas pendientes. Además, opina que la reestructuración de la deuda les proporcionará una mayor flexibilidad para continuar invirtiendo y cerrar la suspensión de pagos con éxito.

Los problemas de la compañía no han sido inesperados. Hace menos de dos años, el cierre de su emblemática tienda en Times Square (Nueva York) dejaba entrever su situación.

Tampoco la delicada situación de la aragonesa Imaginarium es un secreto. Jordi Damià, profesor de EAE Business School, asegura que «el gran competidor [para las tiendas de juguetería] es la venta on line». «La ventaja de Amazon es que vende muchas cosas y eso le reporta muchos ingresos», explica. Además, insiste en que se debe diferenciar entre distribuidoras y fabricantes. Las últimas, según él, tienen más margen.

Estos últimos tienen mayor flexibilidad, como muestran los despidos anunciados por Lego. La compañía reducirá unos 1.400 empleos, el 5% de su plantilla mundial. Damià cree que estos cambios en la estructura les permitirá ser más «flexibles y adaptarse a la situación». «El futuro de los juguetes está en las licencias de películas con éxito y sacar al mercado lo antes posible estos productos», especifica. Para ello, la fabricación tiene que ser lo más automática posible. Y eso implica cambios en la organización de una empresa. Según el experto, Lego ha sabido detectar a tiempo cuándo debía tomar medidas.

A pesar de estos problemas, la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ) prevé una buena campaña de Navidad. En gran medida por el crecimiento del 6% de las ventas en el primer semestre del año, según datos de esta patronal.