«¿Sabe usted cómo es el día a día de una camarera de piso?», espetó la senadora de Nueva Canarias María José López Santana a Mariano Rajoy el mes pasado, en vísperas de la histórica huelga de mujeres. «Pues trabajan en condiciones infames que destrozan su salud a cambio de sueldos vergonzosos (...) Hacen más de 40 camas al día, empujan carros de más de 100 kilos y el 90% sufren trastornos de salud pero no se piden bajas por miedo a perder el trabajo».

La denuncia «impactó» al presidente Mariano Rajoy y, ya sea porque necesita el apoyo de Nueva Canarias para que salgan adelante los Presupuestos o porque de verdad cree «necesario mejorar las condiciones de trabajo» de las limpiadoras de habitaciones de hotel (las kellys), se comprometió a recibir a una representación del sector. La cita se produjo ayer en la Moncloa.

Al encuentro acudió la presidenta de la asociación Las Kellys, Miriam Barros, y otras cinco camareras de piso, que llevaron al jefe del Ejecutivo una «propuesta en la mano». El nombre de Las Kellys viene motivado por el apelativo la kelly ( la que limpia).

La reunión duró dos horas y como resumen Rajoy colgó un tuit en el que se compromete a «seguir avanzando en la mejora» de su situación laboral. Y las animó a presentar sus demandas en los foros en los que se debaten sus condiciones, como la mesa de calidad en la hostelería.

Por su parte, Ángela Muñoz, vicepresidenta de la asociación, señaló que el encuentro les había dejado «bastante satisfechas» porque han llegado a un punto en el que necesitan soluciones urgentes dado que la «externalización» les está «matando». Y es que el principal problema de las kellys es que como la reforma laboral prima los convenios de empresas sobre los sectoriales, muchas de ellas están contratadas por empresas que apenas les pagan el salario mínimo, y las obligan a hacer horas extra sin remunerar.

Por ello, las camareras de piso piden el fin de las externalizaciones, que se aumenten las inspecciones de trabajo y que se vincule la categoría de los hoteles a la calidad del trabajo que generan. Y es que, como denunció la senadora López Santana, hija, sobrina y tía de limpiadora, se cobra unos 2 o 3 euros por limpiar habitaciones que pueden alcanzar los 200 euros. El tipo de trabajo causa sobrecargas musculares. Por ello, reclaman que el trastorno musculo-esquelético sea considerado enfermedad profesional y que las kellys puedan acogerse a una jubilación anticipada.

Críticas sindicales

Mientras se producía la reunión, UGT y CCOO acusaron a Rajoy de instrumentalizar con fines políticos la precariedad laboral de las camareras de piso. Los sindicatos recordaron que ya existe una mesa de calidad en el empleo en el sector de la hostelería y turismo, donde se puede abordar el asunto, aunque las kellys se han movilizado porque consideran que es totalmente insuficiente.

El líder del PSOE, Pedro Sánchez, consideró «muy buena iniciativa» el encuentro de Rajoy con las kellys, pero le exigió que se traduzca en modificaciones legislativas que pongan fin a las condiciones de miseria y explotación de estas trabajadoras subcontratadas.