No es una persona al uso. Ni por su forma de ser, ni por la tarea profesional que desarrolla, ni por el valor de todo lo que calla. Sin embargo, según reconoce él mismo en esta entrevista, concedida a EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, que "es la primera vez en mucho tiempo que tengo la posibilidad de decir un poco lo que pienso". Raúl Burillo regresa a Zaragoza tras 21 años de ardua labor en la Agencia Tributaria fuera de su tierra. Sus últimos seis años han transcurrido en Baleares, donde su equipo, con él al frente y con la coordinación de fiscales y Policía, ha destapado alrededor de 30 asuntos ligados a la corrupción política y empresarial. Durante todo este tiempo ha aportado peritajes e informes sobre movimientos bancarios esenciales en casos tan sonados como el Palma Arena --una de cuyas piezas separadas afecta directamente a Iñaki Urdangarín--. Pero también ha pilotado la Operación Relámpago, Son Oms, Voltor, Bomsai o Ayudas al Consell, en algunas de los cuales están imputados importante exaltos cargos políticos del PP, con Jaume Matas a la cabeza, y de la desaparecida Unión Mallorquina (UM) de Maria Antonia Munar). Ahí es nada.

Años difíciles, pero "apasionantes", según reconoce él mismo, pero no exentos de presiones. Tanto es así que altas instancias políticas reclamaron su cese por las investigaciones que llevó a cabo en la isla. El propio Matas, ahora imputado en el caso Palma Arena, se lo quiso quitar de encima. Por ello, no es de extrañar que, aunque ahora está destinado en Zaragoza, no quiera que su foto sea reconocible por el peso de las investigaciones que ha pilotado.

De todo lo vivido extrae varias conclusiones y una de ellas es que llega un momento en que "la sensación de impunidad rebaja las cautelas", principalmente entre la clase política. Su cargo: jefe de Equipo de Inspección. Su mayor éxito: unir la experiencia de la Policía y el conocimiento jurídico tributario de los técnicos con los que trabajaba, de los que guarda un inolvidable recuerdo.