En los últimos años la brecha salarial entre hombres y mujeres se ha estancado e incluso ha empeorado ligeramente -del 16,3% en 2014 al 16,4% en 2015- y a este ritmo terminar con esta disparidad podría llevar más de un siglo. La advertencia figura en el último informe sobre igualdad entre hombres y mujeres 2017 publicado este miércoles por la Comisión Europea. Un estudio en el que hacen balance de los avances pero en el que también alertan de algunos retrocesos en los 28.

“En 2017, hay más mujeres que nunca en el mercado de trabajo, que se gradúan en las universidades y que participan activamente en política u ocupan puestos de responsabilidad en las empresas europeas”, admiten nueve comisarios en una declaración conjunta firmada con motivo del Día Internacional de la Mujer. “Sin embargo, demasiadas mujeres, especialmente las madres de familias monoparentales, siguen teniendo dificultades para lograr su independencia económica”, alertan.

La diferencia en la tasa de empleo entre hombres y mujeres en la UE alcanza actualmente el 11,9%, un porcentaje que aumenta en función del número de hijos que se tienen. Un factor que provoca a su vez que los empleos a tiempo parcial estén esencialmente ocupados por mujeres, lo que aumenta el riesgo de pobreza y de exclusión social de este colectivo. De hecho, y aunque cada vez más familias dependen del sueldo de las mujeres muchas caerían en la pobreza si el padre perdiera su puesto de trabajo.

Pero si hay un ámbito en el que la brecha es especialmente visible es en los salarios. Las mujeres cobran de media un 16% menos que los hombres lo que significa que tendrían que trabajar 40 días más para cobrar el mismo sueldo que los hombres. Hasta los países donde existe una mayor igualdad salarial entre hombres y mujeres la diferencia puede ser del 20% y dispararse hasta el 45% en el caso de Alemania, Grecia, Malta, Holanda, Austria y el Reino Unido.

Según el informe, los hombres dedican de media cada semana 39 horas a un empleo remunerado mientras que las mujeres pasan 33 horas. Por el contrario, asumen la mayor parte del trabajo doméstico y de los cuidados. Es más, según las estimaciones de Bruselas, las mujeres trabajadoras pasan 22 horas semanales de trabajo no remunerado, mientras que los hombres lo hacen 10 horas.

La comparativa también alerta de los escasos avances cosechados por las mujeres en los órganos de dirección de las empresas. Hasta octubre de 2016, solo el 23,9% eran mujeres y solo en cuatro países -Francia, Italia, Finlandia y Suecia- alcanzaban el 30% lo que limita sus posibilidades de llegar a dirigir en el futuro las empresas. Pero este no es un problema exclusivo de las empresas. Las principales instituciones financieras tanto a nivel europeo como nacional también están lideradas por hombres.

De los 25 miembros del consejo de gobierno del Banco Central Europeo (BCE) solo dos son mujeres (8%) y aunque la situación es algo mejor a nivel nacional (20,1%) solo una de cada cinco lo son. Es más, en agosto de 2016 solo tres bancos centrales -Bulgaria, Francia y Eslovenia- contaban con un 40% de mujeres en los órganos de decisión y en República Checa, Grecia, Croacia, Holanda, Austria y Eslovaquia no había ninguna. Además, todos los gobernadores son hombres salvo en Chipre.