La elección de Pedro Sánchez como nuevo líder del PSOE, a falta de ser ratificado en el congreso de esta formación, ha abierto en el Congreso de los Diputados una nueva etapa en la que se pueda poner fin a las leyes que han recortado los derechos de los trabajadores, los salarios y las pensiones, empezando por la derogación de la reforma laboral del 2012. En su propuesta programática Sánchez lo dice expresamente, al tiempo que se compromete a «promover una alianza» con los sindicatos para desarrollar un modelo de crecimiento económico y un marco laboral basado en el diálogo, la negociación colectiva, el restablecimiento del equilibrio en las relaciones laborales y corregir la «unilateralidad» de las empresas para modificar las condiciones de trabajo.

«Quizá a la gente le cueste entender por qué no se articula otra mayoría parlamentaria», explica Toni Ferrer, veterano sindicalista de la UGT, mano derecha de Cándido Méndez desde 1995 como secretario de Acción Sindical y miembro del equipo de Sánchez en las pasadas primarias. La mayoría a la que se refiere (PSOE, Podemos, Compromís y ERC, y diputados del Grupo Mixto) se ha visualizado en las últimas semanas durante el debate de los Presupuestos Generales del Estado del 2017, al menos, en su trámite en la comisión del Congreso.

Socialistas y podemistas han elaborado una estrategia para sortear el veto que la mayoría de derechas (PP, Ciudadanos y PNV) ha puesto a casi 4.000 enmiendas de la oposición (entre ellas, las que propusieron CCOO y UGT) que suponían un vuelco en la política de austeridad y de recortes del Ejecutivo.

ALIANZAS / «Los cambios no van a depender solo de él», continua Ferrer, «sino de una política de alianzas en la que no solo haya proclamas, sino que hay que mojarse en asuntos concretos». El exdirigente de UGT se refiere a Podemos que ha colocado la moción de censura como prioridad de su agenda política.

El triunfo de Sánchez en las primarias es una «oportunidad» para consolidar un frente de izquierdas en materia social, en opinión Aina Vidal, diputada de En Comú-Podem y portavoz en las comisiones de Empleo y del Pacto de Toledo. «Quiero pensar que el PSOE va a hacer suyo el grito de la militancia». «Nosotros tenemos la mano tendida para cuestiones de vital importancia en la recuperación de los derechos laborales», subraya.

«Los retos a los que el PSOE debe dar respuesta nos remiten a cuestiones como el agravamiento de las desigualdades, el paro, la precariedad laboral y la marginación de la juventud», señala la propuesta programática de Sánchez ante el congreso de junio.

También carga contra las «regresiones» impuestas por la derecha neoliberal y reconoce que las fuerzas progresistas «no fueron capaces» de identificar a tiempo las «graves consecuencia sociales» de estas políticas. Con esta pincelada autocrítica, Sánchez salva la gestión de José Luis Rodríguez Zapatero pese a que, como diputado, votó a favor de la primera reforma laboral del 2010 en la que se abarató el despido, asunto que ahora recuerda Vidal.

En su programa Sánchez expone un listado de temas en los que hay coincidencia con Podemos. Defiende un empleo y un salario «que permitan un proyecto de vida» y elaborar una ley estatal que garantice los ingresos mínimos en forma de renta básica; adaptar los nuevos modelos de trabajo y la robotización a una legislación que proteja los derechos laborales; reducir la temporalidad y recuperar la causalidad en los contratos; defender la autonomía en la negociación colectiva, suprimiendo la discrecionalidad que la reforma laboral ha dado a las empresas; fijar que el 5% de los beneficios de éstas se destinen a la participación económica de sus trabajadores; suprimir los factores de revalorización y de sostenibilidad de la reforma de pensiones y aumentar los ingresos de la Seguridad Social con una política fiscal redistributiva.

«España necesita abandonar el modelo ‘yo te lo hago más barato’ de la reforma laboral del PP, por el ‘yo te lo hago mejor, diferente y competitivo’», pone de manifiesto Sánchez.