El sector del renting de vehículos marcó en España un nuevo récord de facturación en el 2017, año en el que según la Asociación Española de Renting de Vehículos (AER) ingresó algo más de 4.900 millones de euros. Esa cifra supuso un crecimiento en la facturación de un 12,5% respecto al 2016 y de un 21% respecto al 2015, ejercicio en el que el sector dio un vuelco a su modelo de negocio: apartó el foco de la gran empresa para ponerlo en las pymes y en los particulares y autónomos.

El presidente de la AER, Agustín García, considera que el renting “se ha popularizado y está de moda entre los particulares”. Para García, el sector se está viendo favorecido por el auge “de la economía colaborativa y del pago por uso”, en un momento en que en la sociedad “se está diluyendo ese concepto tan arraigado de la propiedad”. Además, argumenta el presidente de la AER, el servicio es atractivo: el usuario no paga ni cuota de entrada ni nada parecido, sino una cuota fija mensual en la que están incluidos todos los gastos relacionados con el vehículo, desde reparaciones a impuestos. Otro factor a favor del renting a ojo de los particulares, cree García, es la posibilidad que ofrece de cambiar de vehículo “en un tiempo corto”.

Los datos avalan el discurso de Agustín García: desde el 2015, el número de vehículos que poseen en renting las personas físicas ha aumentado un 194%, lo que se ha traducido en una menor concentración de la flota, que ha pasado de una media de ocho vehículos contratados por cliente a una de algo menos de cinco y medio. Asimismo, recalca García, las estimaciones de la AER sitúan en un 8% el porcentaje de vehículos de la flota de renting en España que estarán en manos de particulares en el 2018. El presidente del consejo de la Asociación Española de Leasing y Renting (AELR), Javier León, aporta datos de Sabadell Renting, departamento de renting del Banc Sabadell que él mismo dirige, que van en la misma línea. León asegura que en el 2017 el 18% de las operaciones de renting de vehículos de su banco se sellaron con particulares, mientras para el año próximo espera que ese número esté, "mínimo, en el 25%”.

A pesar de que el mercado se ha agitado en los últimos tiempos, a la vez que se ha dado un auge de los modelos de pago por servicio, García no considera que el renting sea exclusivo para jóvenes. El presidente de la AER asegura que esta modalidad es conocida ya por “casi toda clase de público” y fija la franja de edad del consumidor más activo en este mercado entre los 25 y 55 años. Sin embargo, Javier León, sí ve una demanda “importante” por parte de la gente joven, sobre todo por dos motivos: o porque no pueden permitirse comprar un coche o porque buscan una oferta “más flexible”. En el sentido económico, matiza León, en España los particulares pueden acceder a los vehículos de renting “al mismo precio que las empresas”, algo que no ocurre en otros países.

LA FUTURA RELACIÓN DEL RENTING Y EL CONSUMIDOR

De hecho, León va más allá en sus predicciones. El presidente del consejo de la AERL augura que en el futuro habrá tres segmentos muy diferenciados en cuanto a la propiedad de vehículos. El primero de ellos será el formado por la “población urbana”, que “dejará de comprar coches”; León sitúa un segundo perfil en las ciudades medianas o de las áreas metropolitanas, donde se “combinará la compra con el pago por servicio”; en el entorno más rural, reflexiona el directivo, el hábito respecto a la adquisición de vehículos “se mantendrá mucho más parecido al actual”.

Pese a pasar de poco más de 10.000 clientes particulares en el 2015 a casi 30.000 en el 2017, Agustín García aprecia en el negocio del renting dificultades para llegar al consumidor final, aunque, apostilla García, todas las empresas del sector “abarcan todo el mercado”. En ese sentido, añade Javier León, el problema es que “los grandes del sector nunca van a llegar al particular”. León explica que los propietarios de grandes flotas no cuidan el producto como exige un consumidor individual, porque, por ejemplo, “un particular quiere reparar su coche en un taller oficial”, mientras que a la gran empresa le importa más el precio del servicio, no tanto el valor añadido.