Del rojo al negro. Repsol obtuvo el año pasado un beneficio de 1.736 millones de euros, frente a las pérdidas del 2015, cuando provisionó 2.957 millones para paliar los efectos del descenso del precio del petróleo, lo que le llevó a recortar el 40% el dividendo complementario. El resultado neto ajustado, 1.922 millones, fue el 4% superior al del 2015, ejercicio que incluía resultados financieros extraordinarios de 500 millones.

El saldo del 2016 es el mayor de los últimos cuatro años, gracias a la adquisición de la compañía canadiense Talisman y al programa de eficacia puesto en marcha para contrarrestar la caída de los precios de las materias primas de referencia, de un 56% (crudo Brent) y un 53% (gas Henry Hub) en los dos últimos años.

Gracias a todo ello, el resultado de explotación se elevó hasta los 5.226 millones de euros, un 18% más que en el ejercicio precedente. La deuda se redujo en 3.790 millones de euros, un 32%, hasta situarse a 31 de diciembre en 8.144 millones.

La compañía presidida por Antoni Brufau batió su objetivo de ahorros y eficiencias para el conjunto del año, con más de 1.600 millones de euros, un 150% de lo previsto inicialmente. Este año incrementará esta cifra hasta los 2.100 millones,con lo que se anticipará al objetivo establecido para el 2018.

Todas las áreas de negocio del grupo, cuyo consejero delegado es Josu Jon Imaz, obtuvieron resultados positivos. Entre estos destaca la producción y exploración (upstream), cuyo resultado neto ajustado fue de 52 millones, frente a las pérdidas der 925 millones del 2015. En este ámbito, la evolución fue achacable al programa de ahorros y eficiencias, con el que obtuvo más de 900 millones.

Por su parte, el downstream, en el que se incluye el refino, química o ventas de carbutantes, obtuvo un beneficio neto ajustado de 1.883 millones de euros, el 12% menos que en el ejercicio precedente. Así, el grupo atribuye la caída a que en el 2015 los márgenes de refino fueron «singularmente altos».