Como decían todos los banqueros y autoridades económicas en los últimos meses, la salida a bolsa de Bankia era una cuestión clave para el país. Una condición necesaria, si bien no suficiente, para que los inversores no acercasen un poco más a España al drama del rescate europeo. Ayer, por fin, el banco comenzó a cotizar: un éxito para la entidad en plena huracán en los mercados, pero un grave problema para el resto de cajas que deben captar capital.

La otra idea repetida hasta la saciedad en el sistema financiero era que la rebaja que se aplicase el banco de la fusión de Caja Madrid y otras seis cajas iba a servir de vara de medir para el resto de entidades de ahorro que deben capitalizarse.

El banco BMN (liderado por Caja Murcia) y Effibank (capitaneado por Cajastur) tratan de incorporar inversores directamente para cumplir la recapitalización forzosa decretada por el Gobierno. Catalunya Caixa, Unnim, la CAM y Nova Caixa Galicia también buscan inversores, pero para reducir el peso que tendrá el Estado en su accionariado tras su más que previsible nacionalización. Y Caja Duero-España negocia su fusión con la malagueña Unicaja para evitar ser nacionalizada.

CRÍTICAS El descuento del 60% que se ha aplicado la entidad presidida por Rodrigo Rato ha creado malestar en estas cajas. ñLos inversores nos van a pedir un descuento usando el suyo de referencia, pero nosotros les tenemos que explicar que no es lo mismo comprar carne en un supermercado que en una tienda de gourmet: son muy grandes, pero también tienen problemas en su balanceO, lamentan en una de ellas. La rebaja les afecta a todas, tanto si negocian con inversores como si recibirán ayudas públicas, ya que estas deben concederse a precios de mercado por imposición europea. A mayor descuento, mayor peso del Estado en el capital.

En Bankia defienden que ese no es su problema. ñLa pregunta no es cuál es el descuento de Bankia si no el que tienen otrosO, afirmó ayer Rato, sin querer aclarar si se refería al resto de bancos cotizados o al que tendrán las cajas. Con todo, y pese al gran descuento, las acciones de Bankia abrieron ayer con fuertes descensos. Su primer movimiento fue registrar una caída del 1,8% desde los 3,75 euros. Posteriormente llegaron a caer más del 6%, pero luego fueron corrigiendo las pérdidas hasta cerrar sin variaciones. Una mejora en la que jugaron un papel clave los bancos contratados por Bankia para colocar su salida a bolsa, con JP Morgan a la cabeza. Estas entidades pueden comprar acciones durante un mes para evitar que el valor sufra grandes bajadas. Rato, en cualquier caso, se declaró tranquilo por el futuro inmediato de la acción y prometió a los 347.338 pequeños accionistas y 280 grandes inversores de la entidad que Bankia tiene un "enorme potencial" y jugará un "papel dinamizador" en la economía española. El ex vicepresidente con el PP, que ha comprado 250.000 euros en acciones (el máximo permitido), evitó invitar a políticos al acto de inicio de cotización. En cambio, se rodeó de empresarios: los presidentes de FCC, Ferrovial, Mutua Madrileña, Iberia, Realia, Deutsche Bank o BNP. Joaquín Güell (Lazard) se quitó su corbata y se la regaló. Era verde, como el color corporativo de Bankia.