El Santander ha decidido negociar en exclusiva con el fondo Blackstone la venta de la mayor parte de los 33.600 millones en activos inmobiliarios que recibió del Popular. El banco presidido por Ana Botín trata así de soltar lastre cuanto antes del principal problema que llevó a su ahora filial a la intervención de las autoridades europeas y su venta al Santander por un euro en junio.

La cartera en negociación es de 29.800 millones de valor bruto en activos adjudicados (17.700 millones) y créditos inmobiliarios morosos (12.100 millones). El grupo se quedará solo los 3.800 millones (12% del total) en préstamos al corriente de pagos.

El objetivo del Santander es dejar de tener una participación mayoritaria en estos activos (Blackstone se quedaría con al menos un 51%), de manera que dejen de formar parte de su balance en términos contables. La ampliación de capital de 7.000 millones que cerró la semana pasada le ha permitido hacer 7.200 millones en provisiones para activos inmobiliarios del Popular, lo que supone elevar las coberturas para pérdidas ligadas al ladrillo (el descuento máximo al que los puede vender sin sufrir número rojos adicionales) del 45% al 67%, por encima de la media del sector del 52%.

Descontadas las provisiones, los activos en venta tienen un valor neto de 9.200 millones. El 51% estaría valorado en unos 4.690 millones, que es el precio al que el Santander podría vender sin sufrir pérdidas. Su consejero delegado, José Antonio Álvarez, ya advirtió el pasado viernes que no esperaba lograr grandes plusvalías con la operación. «Creo que vamos a recibir ofertas en los niveles en los que compramos», aseguró. Las acciones cayeron ayer el 0,45%.

Con el mercado inmobiliario al alza, la operación supondrá para el Santander dejar de ganar un dinero que podría obtener en los próximos años quedándose los activos. A cambio, demostrará al mercado que puede solucionar los problemas del Popular. Al mismo tiempo, al mantener una participación del 49%, se podrá beneficiar en esa propoción de los resultados de la futura venta de los ladrillos.

El Santander explicó a la CNMV, después de que lo adelantaran Vozpopuli y El Confidencial, que el Popular ha recibido «en los últimos días distintas ofertas vinculantes de varios inversores interesados en la adquisición de una participación mayoritaria en el conjunto de activos adjudicados y crédito dudoso que forman parte de la cartera del Popular, derivados principalmente de la financiación de actividades inmobiliarias».

Según algunas fuentes, los fondos Apollo y Lone Star también presentaron ofertas vinculantes el pasado 24 de julio, y el fondo Cerberus estuvo asimismo interesado. La operación, explicó el Santander, no se cerrará hasta que las autoridades de competencia den luz verde a la absorción del Popular, algo que el banco no prevé que le cause problemas y espera lograr en las próximas semanas.

Blackstone ya compró hace unos años una cartera de hipotecas de 6.400 millones de Catalunya Caixa, entre otras adquisiciones, con lo que la nueva operación le consolidará como el mayor inversor inmobiliario en España.

SACARLOS DEL BALANCE

Las mayores provisiones permiten al Banco Santander vender los activos con descuentos mayores a los que hasta ahora había podido proponer el Popular, lo que llevó hace unas semanas a fondos especialistas en ese negocio a contactar con la entidad.

El banco tenía abiertas todas las opciones: venderlos todos (la mejor posibilidad pero más difícil) en conjunto o en paquetes a uno o varios compradores, o crear algún vehículo de inversión en el que mantendría una participación minoritaria. El comunicado de ayer da a entender que la última opción es la que se ha impuesto.