El Santander ha cerrado en un tiempo récord la venta de una participación mayoritaria de los activos inmobiliarios del Popular al fondo Blackstone. Apenas 40 días después de ponerlos en venta y dos meses después de comprar el banco por un euro, el grupo presidido por Ana Botín cerró ayer la operación, que le permitirá ingresar unos 5.000 millones de euros, no le supondrá pérdidas adicionales y reforzará su capital en 0,17 puntos, desde el 10,72% en que lo situó tras la reciente ampliación de capital de 7.072 millones que realizó para financiar la adquisición.

El Santander y Blackstone van a crear una sociedad conjunta a la que traspasarán la mayoría del ladrillo del Popular (créditos morosos y inmuebles adjudicados) con un valor bruto de unos 30.000 millones, además de Aliseda (la firma que gestionaba dichos activos) y derechos al menor pago futuro de impuestos (activos fiscales diferidos). El conjunto ha sido valorado en unos 10.000 millones, con un descuento del 66%.

Esa quita está en línea con las provisiones que ha realizado el Santander gracias a la ampliación de capital para afrontar las pérdidas que le podrían ocasionar los activos, con lo que no le generará «ni plusvalía ni minusvalía» relevante. El 51% de la sociedad estará en manos de Blackstone, con lo que los activos dejarán de formar parte del balance del banco.

AUTORIZACIÓN DE BRUSELAS / Por otra parte, La Comisión Europea dio ayer su aprobación definitiva a la compra del Popular por parte del Santander, según informó el Ejecutivo comunitario. Esta decisión es el final del proceso de autorización por parte de la CE de la adquisición, después de que esta institución aprobase el 7 de junio el plan de resolución propuesto por la Junta Única de Resolución (JUR). Bruselas precisó en un comunicado que la operación no plantea problemas de competencia en el Espacio Económico Europeo (EEE).