En la época del boom inmobiliario pasaron casi desapercibidos para el sector, pero ahora, debido a la escasez de obra nueva en el centro de la ciudad, han vuelto a captar el interés de los promotores. Rehabilitar edificios antiguos y desocupados del centro de Zaragoza comienza a ser una práctica cada vez más habitual, una tendencia que ya lleva años asentada en Madrid o Barcelona. Al menos cinco proyectos están en marcha o esperan estarlo en el corto plazo en la ciudad. La mayoría serán viviendas dirigidas a un público con un poder adquisitivo medio-alto.

Una de las obras más grandes que se están impulsando actualmente es la de los números 18 y 20 de la calle Miguel Servet. La firma Gestión Común derribará el edificio y construirá 37 pisos, en torno a 45 garajes y una zona común con psicina. Las obras, previsiblemente, comenzarán tras el verano y se prolongarán durante 20 meses. Una vivienda de 85 metros, sin garaje ni trastero, se venderá desde 260.000 euros más IVA. «Lanzamos la comercialización hace menos de un mes y ya llevamos cien solicitudes y hay alguna reserva», explicaron fuentes de Gestión Común.

ÉXITO COMERCIAL

En el número 10 de la calle Cinco de Marzo se acometerá otro proyecto similar. Allí, la fachada se respetará, aunque el resto se reconstruirá por completo para levantar 32 pisos de alto standing. La entrega de llaves está prevista para el 2020.

El bloque del número 46 de la calle San Miguel también se rehabilitará de forma integral (las obras comenzarán en un plazo de cuatro meses) para acoger doce viviendas y una zona común con piscina. Casi la mitad de los inmuebles ya está vendidos, según la promotora. Los precios para uno de 120 metros partirán de los 385.000 euros.

Además de estos proyectos, cabe destacar el que ya ha comenzado en la calle Carmen, donde también se está derribando el edificio para levantar doce nuevos pisos, o el de la calle Almagro.

El presidente de la patronal aragonesa de constructores, José Luis Roca, reconoce que esta fórmula «se acabará generalizando», aunque apunta que, si pueden elegir, los promotores optan por construir en solares vacíos porque la rentabilidad es mayor.

Una de las razones por las que está creciendo esta tendencia es porque los bancos se están deshaciendo de sus activos tóxicos demoliendo o reconstruyendo bloques en desuso.