Unas 70 empresas cerradas y 1.250 empleos destruidos. Este es el parte de guerra que ha dejado tras de sí la dura crisis del calzado a lo largo de los últimos 15 años en Aragón. En concreto, el sector empleaba a finales del 2001 a un total de 2.420 personas y, actualmente, las 60 firmas que han podido sobrevivir dan trabajo a unas 1.160, según datos de la Federación de Industrias del Calzado Español (FICE). La comarca del Aranda, con Illueca y Brea de Aragón como las grandes capitales de esta industria en la comunidad, ha sido la principal damnificada, sufriendo pérdida de población y fuga de mano de obra.

"Muchos jóvenes se han ido a Zaragoza a trabajar y desde el 2011 nuestro censo ha bajado en más de cien habitantes", lamenta el alcalde de Brea, Raúl García, que recuerda que la "peor época" fue a principios de la década del 2000. En esos años, la irrupción del calzado fabricado en los países asiáticos se llevó por delante buena parte de la actividad. "No hay que olvidar que los zapatos son manufactura y que el precio de la mano de obra influye muchísimo", subraya Javier Benedí, empresario y expresidente de la Asociación de Fabricantes de Calzado de Aragón.

La industria ha logrado sobreponerse y en los últimos cinco años se ha estabilizado gracias al mercado nacional. De hecho, y según apunta García, tan solo un 20% de las empresas exporta. "Hace dos años incluso abrieron dos fábricas nuevas", destaca el alcalde de Illueca, Ignacio Herrero, que apunta que hubo "una época en la que venía a trabajar mucha gente de fuera". Después, fueron sus propios vecinos los que tuvieron que emigrar a otros pueblos.

Actualmente, Illueca cuenta con unos 3.300 habitantes, 1.100 afiliados (el 65% de ellos se dedica al calzado) y una tasa de paro del 14%. "Seguimos trabajando para atraer a otros sectores, pero ninguno ha tomado el relevo", lamenta Herrero. Algo similar ha ocurrido en Brea, donde el 80% de los trabajadores dependen del calzado. "Ahora hay 11 fabricantes y en 2002 llegamos a tener 40", concluye García.