Un grupo de trabajadores de la térmica de Andorra y de las minas de la zona iniciaron ayer una acampada para reclamar nuevamente que esta central energética no cierre en el 2020, como tiene previsto hacer Endesa si no cambian las actuales condiciones regulatorias y de mercado. Así lo vienen repitiendo en los últimos años la empresa eléctrica y su matriz italiana Enel, que no ven viable acometer la inversión cercana a los 200 millones de euros que requiere esta instalación para reducir sus emisiones contaminantes y seguir funcionando otros 15 o 20 años.

En un ambiente festivo y reivindicativo, trabajadores y vecinos iniciaron a media tarde el montaje de las tiendas de campaña en el parque Luis Lindo de la villa minera, un espacio donde han instalado varias pancartas de protesta por la situación crítica que vive un sector del que dependen en la zona unos 600 empleos directos y varios miles más en mayor o menor medida. «La central no se cierra», es el lema principal de la movilización convocada por el comité de la térmica, que se prolongará hasta mañana a mediodía.

Entre las actividades programadas en la acampada destaca una asamblea informativa, abierta a todos los trabajadores del carbón y vecinos de los pueblos mineros, que se llevará a cabo hoy a las 12 horas para analizar el futuro del sector. «Queremos insistir en la situación de incertidumbre y hartazgo en que nos encontramos los trabajadores por la inacción tanto de Endesa como del Gobierno central», afirmó el presidente del Comité de la Central, Hilario Mombiela, quien lamentó que el Ejecutivo de Mariano Rajoy esté demorando la aprobación del decreto para regular los cierres de las térmicas que anunció hace meses el ministro de Energía, Álvaro Nadal.

Ayudas para invertir

Los sindicatos UGT y CCOO exigen que de una vez por todas se clarifique el futuro del sector minero-eléctrico del carbón. «Nos tiene en vilo. Merecemos saber qué futuro nos espera», señaló Monbiela, quien recordó que la posición de Endesa es de no invertir si no cuenta con ayudas por garantía de suministro o pagos por capacidad.

La vuelta a las movilizaciones del carbón ha coincidido con la aprobación el pasado martes en el Congreso de los Diputados de una moción que exige el cierre en el 2020 de todas las centrales térmicas que emitan más de 550 gramos de CO² por kilovatio, como es el caso de la instalación de Andorra. La iniciativa parlamentaria, impulsada por Podemos, salió adelante con el apoyo del PSOE y Ciudadanos.

Monbiela lamentó esta moción porque «hace más dificil todavía» el futuro de la térmica de Andorra. En su opinión, el carbón autóctono «sigue teniendo hueco» en el mix energético nacional y destacó que este año se ha frenado la escalada de precios de la luz gracias a esta energía.