La desaceleración de los precios de los bienes de consumo que ha dejado el mes de enero ha sido el acicate para que los sindicatos mayoritarios CCOO y UGT redoblen la presión al Gobierno y las organizaciones empresariales para que los salarios suban de forma destacada y se acerquen más a las previsiones de crecimiento de la economía, del 3% para este año. De lo contrario, señalan las centrales, España se puede instalar en una «recesión permanente» y los ciudadanos en un empobrecimiento crónico.

En plena campaña por unos salarios y unas pensiones justas, los sindicatos instan al Ejecutivo a ser consecuente con sus propias declaraciones y trasladar a los sueldos de los trabajadores públicos y a las pensiones el crecimiento económico ya que la renta disponible de las familias sigue siendo inferior a las del 2008.

Cuando se está iniciando un nuevo año, el quinto de la recuperación tras la crisis y el tercero consecutivo con una mejora superior al 3%, los sindicatos y la patronal CEOE siguen empantanados en la negociación colectiva. Y no se espera que el tema se resuelva hasta abril sin que además haya garanatías de acuerdo.

La subida salarial es el principal escollo ya que los empresarios se resisten a negociar un incremento en las retribuciones en torno al 3% que recupere parte el poder de compra perdido que, según el cálculo de CCOO, es del 7% entre el 2008 y el 2017. Sin embargo, CEOE sigue empeñada en la moderación.

Ante el dato de que la inflación en enero se ha recortado cinco décimas en tasa interanual, la patronal que preside Juan Rosell considera que debe continuar la moderación salarial. Justifica esta idea en que así no se pondrá en riesgo la competitividad ni la creación de empleo. Con este argumento comulga la organización de autónomo ATA, que preside Lorenzo Amor, porque un IPC moderado, sobre todo por la bajada de la electricidad, reduce los costes de las empresas y los trabajadores por cuenta propia.

«Nuestro país no puede ser la locomotora de Europa en un contexto de empobrecimiento de la mayoría de la población», aseguró el sindicato que dirige Josep Maria Álvarez. «Sin aumentar la renta de las familias estamos en un riesgo de recesión permanente. Y sin mejorar los derechos laborales y la protección social nos alejamos no solo de los objetivos del pilar europeo de derechos sociales, sino también del mundo desarrollado», alertó la central que junto a CCOO ha establecido como línea roja para la negociación colectiva que ningún sueldo de convenio sea inferior a los 1.000 euros.

UN REPARTO MÁS JUSTO / Para la central que dirige Unai Sordo la evolución del IPC está en relación al crecimiento de la economía, por lo que «es necesario que el crecimiento y los mayores beneficios se repartan ahora de forma más justa, a través de más puestos de trabajo, de empleo más estable y de salarios que ganen poder de compra».

El cálculo realizado por CCOO señala que los trabajadores más afectados con los escuálidos salarios que ha dejado la recesión son los que acumulan mayor antigüedad. El año pasado se cerró con pérdidas del poder adquisitivo de cinco décimas en los sueldos pactados en convenio.