Muchos empleos, sobre todo del sector servicios, esconden a verdaderos superhéroes y superheroínas. Lo son por soportar condiciones laborales degradadas, bajos salarios u horarios infernales, según denuncia una original campaña reivindicativa que el sindicato CCOO presentó ayer en Zaragoza y cuya difusión se lleva a cabo en internet a través de la web precaritywar.es y de las redes sociales. En ella, una serie de personajes de cómic simbolizan distintos profesiones en las que la precariedad está más presente que nunca, especialmente, entre mujeres y jóvenes. Todos ellos dispuestos a dar la batalla por mejorar su situación.

Las figuras son la Flash Woman (camarera de piso o kelly), que llega a cobrar dos euros por limpiar una habitación; el Agente Invisible (teleoperador de contact center), que trabaja hasta once días seguidos; la Wonder Worker (monitora de comedor), que tiene un contrato por horas y un salario mísero; o el Super Becario (en la hostelería o el sector financiero), con un empleo en fraude. También está el TIC Surfer (sector tecnológico), al que se le exige una alta cualificación por un salario de entrada de 10.500 euros anuales; la Cibor Cajera o la Smile Girl (cajera de supermercado y comerciales), que trabaja en festivos o bajo una gran presión de ventas; o el Frozen Workers (contratas públicas), que hace jornadas de hasta 11 horas por 800 euros al mes como ocurre con los vigilantes privados.

Estos personajes muestran cómo la precariedad tiene muchas caras y que cada colectivo presenta distintas problemáticas, pero ponen en común que la devaluación de las condiciones se ha generalizado en España y Aragón. Así lo denunció en rueda de prensa Manuel Pina, secretario general de CCOO Aragón, quien defendió que el problema ya existía antes de la crisis pero ahora con la gravedad de que algunos elementos de precariedad se han convertido «en procedimientos legales» con las reformas laborales, sobre todo con la del PP del 2011.

Este sindicato dice tener la «vacuna» con combatir los males del mercado de trabajo. La cura pasa, según Marta Iglesias, responsable de la Federación de Servicios de CCOO Aragón, por cambiar la normativa laboral para que, por ejemplo, los convenios sectoriales vuelvan a estar por encima de los de empresa. Al mismo tiempo, apostó por la acción sindical en los centros de trabajo -«luchando convenio a convenio»- y por un salario mínimo de ocho euros la hora, así como por sindicalizar a los dos millones de trabajadores que carecen de representación.

Actualmente, el 72% de los contratos parciales son firmados por mujeres y un tercio de los empleados aragoneses no llegan a mileuristas.