Las plantas de Opel en Europa contienen la respiración mientras el presidente de PSA, Carlos Tavares, y el director general de Opel, Michael Lohscheller, preparan la presentación del plan de los 100 días, cuyo alcance se dará a conocer hoy en Russelsheim (Alemania). Con él se pretende cortar la sangría de pérdidas que arrastra la marca alemana desde hace 16 años y que se traduce en más de 15.000 millones.

Los motivos que han llevado al desplome de la rentabilidad de Opel son varios, pero la conclusión que extrajo Tavares tras las visitas que realizó a las factorías de la marca alemana en Europa fue clara: existe un «enorme déficit» de rentabilidad entre las fábricas de PSA y las de Opel.

Un reciente estudio publicado por el diario francés Le Figaro ha puesto sobre la mesa dónde está uno de los grandes problemas. Según el informe, que evalúa cuánto cuesta fabricar un vehículo de cada marca, Opel estaría en el furgón de cola, ya que por cada coche que vende pierde 224 euros. Este dato contrasta con los que arroja el grupo PSA (Citroën, Peugeot y DS) que se sitúa entre los más rentables, solo por detrás de Porsche, BMW y Mercedes, y por delante de Volkswagen, Nissan o Ford. El fabricante francés obtiene 1.405 euros de beneficio por unidad, cuyo precio medio ronda los 16.137 euros.

Esta radiografía anticipa que los recortes que esperan a Opel serán drásticos. Algo similar ocurrió en las plantas de PSA en Europa cuando Carlos Tavares tomó las riendas del grupo, en abril del 2014. Un año antes PSA había registrado pérdidas por valor de 5.000 millones, mientras que en el 2016 la firma automovilística cerró con unas ganancias de 2.150 millones, el 79% más.

Pero para llegar hasta ese punto hubo que realizar grandes sacrificios, entre ellos el cierre de la planta de Aulnay (Francia), la pérdida de miles de empleos a través de prejubilaciones o bajas incentivadas y un drástico recorte de gastos. Pues bien, la situación a la que se enfrenta ahora Tavares es similar o incluso peor a la que se encontró en el 2014 con PSA.

Aunque ya han transcendido algunas decisiones del plan de los 100 días, como la reducción del número de modelos de Opel y de los descuentos comerciales, el recorte de 400 empleos en Ellesmere Port (Inglaterra) y el impulso del coche eléctrico, el grueso de las medidas estarán relacionadas con el ahorro de costes en todas las factorías. Y eso es lo que preocupa a los 38.000 trabajadores de la antigua filial de General Motors (GM).

PRECEDENTES

En las últimas semanas, PSA ha instado a Figueruelas a tomar el ejemplo de la planta de Citroën en Vigo. En el 2014, la factoría gallega acometió un fuerte recorte a cambio de optar a la fabricación de la nueva furgoneta K-9. Lo hizo a través del convenio, que incluyó reducciones en las retribuciones, congelación de las antigüedades y de varios pluses, entre otras medidas. Tavares dijo en su día que era el modelo a seguir.