Cepyme Aragón entregará mañana sus primeros premios con el objetivo de reconocer la apuesta de las pequeñas empresas por el territorio y para poner en valor el trabajo «silencioso» de un tejido productivo que fija población en la comunidad. La organización ha participado en el acuerdo sellado entre la DGA y los agentes sociales para la mejora del mercado laboral en Aragón, y sigue de cerca los movimientos del nuevo Gobierno de Rajoy, en un momento en el que la reforma laboral, el sistema de pensiones y la salida de la crisis están sobre la mesa. Su presidente aborda todos estos temas en esta entrevista.

--¿Por qué Cepyme decide crear sus propios galardones?

--Es la primera vez en la historia que Cepyme da unos premios. Creemos que hay que visualizar la importancia que las pequeñas y medianas empresas tienen para Aragón, en el aspecto económico y social. Hay un premio por comarca que proponen las asociaciones empresariales de cada zona, y que refleja la realidad del tejido empresarial aragonés, conformado principalmente por pymes. Se nos llena la boca de grandes palabras como la vertebración y la cohesión, pero quien hace esa labor son las pymes.

-¿Qué salud tienen las pymes de Aragón?

--Las pymes siempre tienen una salud delicada porque su estructura es muy débil. Su salud se basa en la fortaleza del empresario. Hay empresas que llevan más de 140 años y nadie da importancia a que haya una sexta generación trabajando ahí, creando riqueza y puestos de trabajo. Hoy, los riesgos más importantes de las pymes son la morosidad, la sobrerregulación normativa, la excesiva fiscalidad, la falta de formación y de adecuación a un sistema evolutivo muy acelerado. Además, hay que insistir en la necesidad de formación del empresario y de su equipo, porque de lo contrario en muy poco espacio de tiempo los proyectos están condenados a naufragar.

-¿Tiene la sensación de que los empresarios tienen que afrontar un cambio de escenario?

--El empresario tiene que hacer un esfuerzo por desengancharse de la rutina y de sus ocho, diez o doce horas de trabajo en su empresa, y dedicar tiempo a la formación (aprender inglés, nuevas tecnologías o reciclarse en temas ligados a su empresa).

-¿Se nota el salto generacional del empresariado tras la crisis?

--Se nota en que cuando el viejo empresario da el paso de abrir la puerta a la nueva generación, esta tiene unas ideas totalmente distintas. Al principio, las recibe con recelo y luego se dan cuenta de que el cambio es necesario.

-¿Es posible fomentar la fusión de pymes en Aragón para que no sean tan vulnerables?

--Hay demasiadas micropymes, pero lograr fusiones es muy complicado por distintos factores. Es un objetivo deseable, pero mientras el sistema educativo no ponga el acento en la formación de futuros empresarios con la mentalidad abierta y progresiva será complicado.

-¿Considera necesario retocar la reforma laboral?

--La reforma laboral se ha politizado. Todo en la vida necesita ser reformado. A las pymes no les afecta mucho la reforma laboral, principalmente afecta a las grandes compañías. Entendemos que las relaciones laborales deben sufrir algún cambio fundamental. Ya no podemos seguir hablando de los trabajadores como algo ajeno a la empresa, porque son el mayor y principal activo. El empresario que no comprenda que debe cuidar a todos sus empleados en todos los sentidos, lo tendrá complicado. Los empresarios de éxito lo primero que hacen cuando tienen una mínima oportunidad es reconocer que sin su equipo no se podría haber llegado al nivel que han alcanzado. El que pudiendo mejorar las condiciones de sus trabajadores no lo haga, que se ate los machos porque más pronto que tarde eso va a pesar en la evolución de su empresa.

-¿Entiende Cepyme las protestas convocadas por los sindicatos?

--En Aragón, si de algo podemos estar satisfechos es de la eficacia del diálogo social. Cuando alguien dice que hay que sentarse a negociar, entiendo que hay que hacerlo. Lo que no se puede hacer es aferrarnos a planteamientos radicales y decir que algo no se puede tocar.

-Se deduce de sus palabras que Rajoy está instalado en el inmovilismo...

--El mayor enemigo de cualquier gestión, en la política, las organizaciones y en el sector público o privado, es el inmovilismo. Ya ha habido demasiado tiempo de inmovilismo, en contra de la opinión de los agentes sociales. Tener unos sindicatos mayoritarios, capaces de dialogar y sentarse a negociar y no aprovechar esa coyuntura es un error.

-¿Ve necesario subir salarios?

--Siempre que se pueda, sí.

-¿Y los impuestos?

--Hay que equilibrar los impuestos y romper la dicotomía fiscal entre las pymes y las grandes empresas, porque las primeras soportan una carga fiscal 30 puntos superior a las grandes empresas.

-¿Cómo orientaría Cepyme la reforma de las pensiones?

--El tema es complicadísimo, pero tiene que haber una conjunción de normas que no pasan por reducir las pensiones ni elevar la edad de jubilación, ni acribillar a impuestos. Debe ser un conjunto de medidas que garanticen a medio y largo plazo una superviviencia digna a las personas que han estado trabajando. No debe haber medidas a corto plazo ni remiendos de tipo político.

-¿Está satisfecho con el acuerdo por la mejora del empleo alcanzado en Aragón?

--Hay muchos acuerdo pendientes de firmar. Ningún acuerdo es satisfactorio plenamente para ninguna de las partes, pero es reflejo de que hay una voluntad decidida para solucionar el tema del empleo.

-¿Gozan de buena salud las relación de Cepyme con CEOE?

--Las relaciones son correctas y positivas. No hay problema.

-¿Este será el último año de López de Hita en Cepyme Aragón?

--Por unas circunstancias de tipo personal me planteé no seguir al frente de Cepyme Aragón, pero esas circunstancias han desaparecido. El momento en el que estamos es apasionante y muy complicado. La decisión la tomaré en muy breve plazo de tiempo. El proceso electoral de Cepyme se iniciará a principios del año.