La trufa del desierto -al contrario de lo que sucede con la trufa negra- es una "gran desconocida" en España, un país en el que quiere abrirse mercado gracias a su precio competitivo, sus posibilidades culinarias y sus tiempos de producción.

Thader Biotechnology es una empresa radicada en Murcia, pionera mundial en protocolos de producción de este hongo.

Según detalla a Efeagro su directora de I+D, Asunción Morte, España cuenta con plantaciones desde 2000 en zonas de Andalucía, Teruel, Zaragoza, Murcia y Albacete, pero son poco extensas, con un cultivo en un nivel experimental, y con una escasa demanda nacional de este producto.

Al igual que la trufa negra, la del desierto es un hongo micorrizado que necesita hospedarse en una planta para que pueda crecer, y lo hace generalmente en zonas áridas o semiáridas pues requiere poca agua.

Una diferencia esencial entre ambos tipos de hongos es que, mientras la trufa negra se micorriza con árboles que tardan entre seis y ocho años en entrar en producción, la del desierto utiliza un arbusto como planta hospedante, por lo que la entrada en producción se produce entre el primer y el segundo año después de la inoculación.

Otra diferencia fundamental entre estos dos tipos de trufas es el precio de mercado: en el caso de la negra oscila entre los 400 y los 600 euros/kilo, mientras que la del desierto puede encontrarse en España a 25-30 euros/kilo si hay bastante producción o 250 euros/kilo si ésta es escasa.

En su aspecto culinario, la trufa del desierto "sabe a seta, a hongo", según Morte, y no es tan aromática como la negra, por lo que no se usa como condimento, sino como un ingrediente más en la receta.

Cruda o asada con aceite y sal son sus elaboraciones más adecuadas para apreciar su textura "única, que al entrar en boca se deshace", lo que a su juicio la hace "muy interesante".

En España, su consumo se concentra en áreas muy concretas, vinculadas a las zonas de producción, y en Europa también "es la gran desconocida" por la "falta" de campañas de marketing, añade.

Algo opuesto a la fuerte demanda en extremo oriente, con un "mercado muy interesante" que llega a pagar hasta 1.000 euros por kilo.

El mayor exportador de trufas del desierto es Marruecos, con una elevada producción de forma natural.

Según Morte, el país vecino está "explotando mucho" este recurso, pero no realiza labores de replantación, por lo que "antes o después esas zonas" perderán capacidad productora.

Thader Biotechnology asesora, ofrece transferencia tecnológica y exporta plantas para proyectos en Abu Dabi, Israel, Argentina y en China, donde el Kunming Institute of Botany (KIB) está interesado en introducir el cultivo de la trufa del desierto en el país asiático.

Este instituto, situado en la provincia china de Yunnan y fundado en 1938, es un referente asiático en el estudio de plantas, especialmente las provenientes del suroeste del país y la zona del Himalaya.

Las investigaciones del KIB se centran en las áreas de biogeografía, metabolismo de las plantas, química de productos naturales, genética de plantas y biotecnología.

A la trufa del desierto le queda ahora el reto de conseguir aumentar su volumen de producción y hacerse un hueco en los gustos culinarios de los amantes a las setas y los hongos.