Las empresas dedicadas a recoger los datos personales alojados tanto en la red como fuera de ella existen hace ya muchos años, pero no ha sido hasta ahora que esas prácticas se han situado en el centro de la polémica, a causa del escándalo de Facebook y Cambridge Analytica. El caso ha supuesto el primer paso en la concienciación de la pérdida de privacidad, pero ¿a qué precio se venden esos datos personales? La respuesta es escalofriante: este tipo de información se puede comprar desde siete céntimos de euro por persona.

No es fácil señalar el número de empresas que se dedica a comerciar con datos personales, porque es un mercado en el que conviven muchos actores. El director de ciencia de datos del Centre Tecnològic de Catalunya (Eurecat), Nikolaos Laoutaris, aclara que existe “un mercado directo” formado por empresas que se dedican exclusivamente a comprar, intercambiar y manejar datos de los usuarios. Pero, además, agrega Laoutaris, hay compañías cuyo objeto de negocio es otro y también están presentes en el mercado de la información privada. Con todo, el periódico económico Financial Times calcula, sin poder precisar una cifra, que en total esta industria mueve varios billones de dólares al año.

Los datos que se recogen incluyen todo sobre los consumidores, desde el cumpleaños hasta las enfermedades que padecen. Laoutaris asegura que “nadie sabe del todo el origen de la información”, porque estas empresas dedicadas a su comercio simplemente la consiguen por todas las vías posibles. Incluso llegan a pagar a otras compañías del sector por datos que no tienen. En este sentido, el investigador de la UPC Oscar Romero, experto en ‘big data’, aclara que “el valor del negocio no está en los datos recogidos, sino en ser capaz de extraer gracias a ellos información de los usuarios específica y que no tenga nadie más”. Por ejemplo, “el código postal de alguien no es relevante por sí solo, pero es útil para calcular el poder adquisitivo”.

Sin embargo, advierte Romero, “el valor está en los perfiles, no en las identidades de las personas que hay detrás”. Esto explica el funcionamiento del mercado: los datos no se venden individualmente, sino en paquetes. Nicolaus Laoutaris cuenta que “cuanto mayor es el paquete, es decir, cuando se compran los datos de más gente, más bajo es el precio por persona”. Aunque tanto un especialista como el otro son incapaces de poner cifras a esos activos. Romero lo justifica: “cada caso se negocia individualmente entre el cliente y la empresa que vende los datos”.

Amnistía Internacional hizo en febrero del 2017 una prueba: compró en el portal exactdata.com, uno de estos comerciantes de datos, un fichero con información de 1.840.071 de ciudadanos musulmanes residentes en EEUU. El documento incluía nombres, direcciones, ciudades, estados y códigos postales. La organización adquirió el paquete completo por poco más de 115.000 euros, lo que implica un desembolso ligeramente inferior a los 7 céntimos de euro por cada persona listada en el fichero.

El periódico americano Financial Times ofrece otro recurso para calcular el valor económico de los datos personales. El rotativo incluye en su página web una calculadora gratuita que, a través de rellenar un formulario basado en nuestros hábitos, patologías e intereses, hace una estimación del precio de nuestra información privada. Por ejemplo, los datos personales de un profesional liberal, soltero, con algún tipo de alergia e interesado en viajar valen, según este método, 40 céntimos de euro. La cantidad está muy lejos de la percepción social del valor de estos datos: un estudio de la financiera Totally Money reveló en el 2016 que los británicos valoraban su información personal en 2.300 euros.

Pese a que el Financial Times no especifica las fuentes en las que se apoya para calcular esas estimaciones, los expertos consultados dan credibilidad a las cifras. Nikolas Laoutaris, de Eurecat, asegura que “cada persona es un tema de poco dinero”. Por su parte, Oscar Romero, especialista de la UPC, no lo ve descabellado “porque las compras son de volumen ingente, así que mucho más caros no pueden ser”.