El sindicato agrario UAGA confía en que la campaña de fruta de hueso de este año en Aragón no será tan «desastrosa» como la del 2017. Sus previsiones apuntan a una caída media de la cosecha del 13%, lo que redundará en una mejora de los precios en origen y, por tanto, de la rentabilidad de las explotaciones. El sector lleva años inmerso en una profunda crisis -fundamentalmente desde que en 2014 entró en vigor el veto ruso a las importaciones de varios alimentos procedentes de la UE-, pero la del 2017 fue «la peor campaña de la historia en Aragón, España y Europa», aseguró ayer el responsable del sector de la fruta de UAGA, Vicente López.

Las cosechas de récord del año pasado y el exceso de producto provocaron que los precios se situaran «hasta un 50% por debajo de los costes de producción», lo que hizo tambalear cientos de explotaciones. «Sabemos que ha habido agricultores que han abandonado el sector por esta crisis», dijo López en la rueda de prensa celebrada en Zaragoza.

Este año, la caída de la cosecha, debido a las bajas temperaturas de la primavera y las fuertes lluvias e incluso el granizo de las últimas semanas, permitirá que la situación no sea «tan desastrosa». En concreto, se estima que en Aragón se recogerán 654.881 toneladas de fruta de hueso, frente a las 756.643 del 2017 (-13%).

Según UAGA, se recogerán 21.000 toneladas de albaricoque (-12%), 280.000 de melocotón (un 15% menos), 167.381 de nectarina (-16%), 7.500 de ciruela (-27%), 72.000 de manzana (el 19% menos) y la misma producción de pera, en torno a 65.500 toneladas. La única producción que crecerá será la de cereza, con 41.500 toneladas, un 15% más. «No sabemos explicar las causas de esta subida», reconoció López.

La bajada de la cosecha, que será de «buena calidad» y que podría haber sido «excepcional» si no llega a ser por la «anómala» primavera, reducirá también las cifras de contratación. Con todo, UAGA estima que se realizarán una media de entre 19.000 y 20.000 contratos en los picos de actividad, que suele coincidir en junio con la recogida de la cereza, muy intensiva en mano de obra al ser más perecedera. Los temporeros procederán sobre todo de Rumanía, Marruecos, Pakistán, Senegal y Argelia.

La cosecha también será más baja en España y Europa, lo que beneficiará a la rentabilidad de las explotaciones.

POSIBLES SOLUCIONES / «El principal problema es que los productores no mandamos en los precios, como sucede en otros sectores, porque enfrente tenemos a unas cadenas de distribución con mucha fuerza», lamentó López. En este sentido, el ministerio apuesta por la promoción y por crear grandes organizaciones de productores para concentrar la oferta y tener una posición dominante, algo que «no es tan fácil», según López. «También se planteó el tema del arranque, pero no es la mejor solución porque los pequeños agricultores se acogerían y las grandes empresas coparían más poder», dijo López, que lamentó el escaso apoyo económico del ministerio.