Tras la eclosión que experimentó el sector de los drones hace un par de años, el mercado se ha estabilizado y solo han sobrevivido aquellas compañías que se han especializado. Gracias a ello, las cifras de negocio de las firmas aragonesas crecen a velocidad de crucero. Diedro, ACG Drone y Tecnitop -hace dos años hubo ocho- son las compañías de la comunidad que participan en Expodrónica, aunque también están presentes otros organismos como el centro educativo Aulazenter y el Aeroclub de Zaragoza, centrados ambos en la formación.

La presidenta del Aeroclub, Elena Orero, indica que el sector «está creciendo poco a poco», en parte «debido a la legislación» -en España los vuelos con drones están regulados por una ley del 2014 que todavía no se ha actualizado-. Sin embargo, en dos años de vida de la escuela «se han formado más de 200 pilotos». En la misma línea de la formación trabaja Aulazenter, que este año comenzará a impartir charlas en los colegios aragoneses para concienciar a los menores de que «un dron no es un juguete», explica el director gerente del centro, Antonio Camino.

Las aplicaciones son «infinitas»: agricultura, prevención de incendios, mantenimiento de parques eólicos y solares, sondeo de pantanos, cartografía, fotografía aérea... Pero Guillermo de Ronda, gerente de ACG Drone, lo tiene claro: «hay que especializarse para sobrevivir». Su empresa, que emplea a cuatro personas, se dedica al rescate y emergencias y a las revisiones industriales y de agricultura. Considera que los principales problemas del sector son «el desconocimiento», «la inadecuada legislación» y «la fuerte inversión necesaria».

Diedro trabaja en tres vertientes de negocio: venta de drones a medida, servicios integrales de vuelo y formación. El director de desarrollo de negocio de la compañía, Nacho Lorenzo, explica que «en estos dos años hubo una expansión virtual pero ahora ha habido una selección del propio mercado».