La factura por el escándalo de las emisiones del fabricante Volkswagen en Estados Unidos no deja de aumentar. Un juez federal de Detroit ha condenado al consorcio alemán a pagar 2.800 millones de dólares (2.641 millones de euros) por instalar en sus motores diésel un software que falseaba las emisiones de gases de efecto invernadero.

La multa forma parte del acuerdo extrajudicial alcanzado en enero entre el fabricante y el gobierno de EEUU para resolver sus responsabilidades penales, un acuerdo que ascendió a 4.300 millones de dólares. El juez Sean Cox ha condenado además a la compañía a aceptar durante tres años la supervisión de un inspector federal, que monitoreará sus actividades en el país.

La decisión del Tribunal Federal de Detroit es el último golpe judicial a Volkswagen, que en marzo se declaró culpable de fraude, obstrucción a la justicia y falsificación de documentos, tras admitir que instaló el ilegal en 580.000 vehículos vendidos en EEUU.

Con esta última multa impuesta, la factura del crimen corporativo ronda ya los 25.000 millones de dólares, cantidad que tendrá que pagar la empresa para poner fin a las reclamaciones de los propietarios, de los reguladores medioambientales, de los estados y de los concesionarios afectados. «Este es un caso de fraude masivo deliberado y perpetrado por los gestores de VW», afirmó el juez Cox al pronunciar su sentencia. Esas palabras contradicen a lo que dijo en octubre de 2015 el presidente de la compañía en EEUU, Michael Horn, al declarar ante una de las comisiones del Congreso.

Si bien admitió entonces las acusaciones que pesaban sobre la multinacional, Horn lo atribuyó a unas cuantas manzanas podridas que actuaron a espaldas de la dirección. Honrn fue reemplazado hace un año en el cargo por Hinrich Woebcken, actual consejero delegado de la compañía en EEUU.

CARGOS CONTRA SEIS EJECUTIVOS / A principios de este año, los fiscales estadounidenses presentaron cargos contra seis ejecutivos de VW por su responsabilidad en el escándalo. Fue una decisión significativa porque, en los últimos años, los tribunales estadounidenses han tendido a castigar exclusivamente con multas multimillonarias los crímenes corporativos, a menudo sin que las propias compañías afectadas tuvieran que reconocer si quiera su culpabilidad en esas acciones. Así ha sido con decenas de bancos y aseguradoras multadas por sus tejemanejes durante la crisis que hundió la economía mundial en el 2008.

De los seis ejecutivos de Volkswagen solo uno ha sido arrestado. Se trata de Oliver Schmidt, el exresponsable medioambiental y de ingeniería de la popular compañia, quien fue detenido la pasada Navidad en el aeropuerto de Miami, justo cuando se disponía a disfrutar de unas vacaciones.

«Esta codicia empresarial, este fallo en la gestión le ha costado a VW decenas de miles de millones», dijo el juez Cox. «Los individuos que resultarán más perjudicados son los hombres y mujeres que trabajan para VW», que probablemente no recibirán sus pagas extras «por las acciones de los altos ejecutivos» pertenecientes a la compañía.

MULTA MILLONARIA / En un acuerdo civil anterior a este, la empresa automovilística aceptó una multa multimillonaria para compensar a los clientes y concesionarios que adquirieron los vehículos con el software fraudulento. El exfiscal general adjunto de EEUU, Larry Thomson, supervisará la compañía de automóviles en los próximos tres años.

«Hemos tomado medidas significativas para fortalecer nuestra contabilidad, mejorar la transparencia y construir una empresa mejor y esperamos trabajar en estrecha colaboración con Thompson», dijo la empresa al conocer la decisión judicial.