El modelo español de pensiones públicas es deficitario desde hace años, pero en algunas comunidades autónomas ya está en la práctica en situación de quiebra técnica. En todas, salvo en Baleares y en Ceuta y Melilla, se recauda menos en cotizaciones sociales de lo que se gasta en pensiones. Pero si hubiera que señalar una zona cero, el ejemplo del crac estaría en Asturias y Galicia. Son dos de las autonomías con menos trabajadores por cada persona con derecho a subsidio. Además, Asturias es la primera en la lista de comunidades con mayor diferencia entre ingresos por cotizaciones sociales y gasto en pensiones, un ranking en el que Galicia ocupa el cuarto lugar. Y eso que en esta última se cobran los subsidios más bajos del país, solo por debajo de los que se perciben en Extremadura.

Según los últimos datos de ejecución del presupuesto de la Seguridad Social del año pasado, el déficit del sistema en Asturias ronda los 173 millones mensuales, con un agujero acumulado entre enero y noviembre de 2.250 millones de euros. Se ingresaron por cotizaciones sociales 1.552 millones y se pagaron en pensiones más de 3.880 millones. En Galicia, la diferencia también es de casi el doble: por los 3.718 millones aportados por las cuotas de los trabajadores afiliados al sistema, se pagaron 6.488 millones a los pensionistas. Es decir más de 2.770 millones en números rojos o, lo que es lo mismo, 213 millones de déficit acumulado cada mes. Cuando la Seguridad Social cierre la liquidación del ejercicio del 2017, el agujero de las pensiones gallegas sumará casi 3.000 millones de euros, y el de las asturianas, alrededor de 2.500.

Las pensiones asturianas están entre las más altas del país, en torno a los 1.100 euros mensuales, casi al nivel de las del País Vasco y Madrid y muy por encima de la media española (apenas 932 euros en la última paga de febrero). Probablemente se deba a las condiciones del régimen de la minería del carbón, que permitió la jubilación anticipada de miles de mineros cuyas nóminas eran relativamente elevadas cuando se calcularon sus subsidios. Pero no sucede así en Galicia, donde la pensión media es de 788 euros mensuales. Solo Extremadura (774 euros) baja esa cifra.

Perspectivas negras

Las perspectivas para la sostenibilidad del sistema no son buenas y llevan a pensar que el modelo no podrá recuperarse por sí solo. Porque la relación entre trabajadores afiliados a la Seguridad Social y pensionistas disminuye año a año. En el 2005, había 1,4 cotizantes por cada pensión pagada en Asturias y 1,6 por cada una abonada en Galicia. En la actualidad son 1,3 y 1,4, respectivamente.

El número de afiliados en ambas comunidades apenas ha crecido en 500 personas en 13 años, el 0,04%. Pero el de pensionistas se ha disparado en más de 80.000, el 9,4%. Los indicadores demográficos, además, indican que el problema se agravará aún más en el futuro. Galicia y Asturias son, junto a Castilla y León, las comunidades más envejecidas de España, las que tienen peores tasas de natalidad y las que cuentan con una mayor edad media (en torno a los 46 y 47 años, frente a los 43 de la media) y las que más población pierden. A eso se unen los efectos de la crisis: según el INE, más de 92.000 gallegos y casi 36.000 asturianos han salido al extranjero por falta de oportunidades laborales.