"Parece una estrella de rock", susurró el periodista Michel Vallés mientras José María Aznar entraba a la Multiusos de Zaragoza en medio del fervor y la pasión de la parroquia conservadora. Y era cierto. De rock, pero del duro. Eso, dureza, era lo que esperaban las casi dos mil personas que abarrotaban la sala (cuyo espacio había sido acotado al máximo para que el acto no desbordase y acabara teniendo más tirón que el adjudicado dentro de unos días a Rajoy). Por eso las mayores ovaciones se las llevaron los mensajes de autoafirmación, los llamamientos a sostener al PP como partido hegemónico, las referencias a las víctimas del terrorismo (en particular al zaragozano Manuel Giménez Abad), las descalificaciones a Podemos, Zaragoza en Común y en particular Ciudadanos (formación a la que aludió el presidente de honor del Partido Popular sin citarla)... Pero seguro que ninguno de los dos protagonistas del mitin, el propio Aznar y Luisa Fernanda Rudi, se habían enterado de que a primera hora de la mañana, en el programa de Radio Zaragoza La Rebotica la candidata autonómica del temido C's, Susana Gaspar, había suspendido clamorosamente al tener que responder cuestiones muy básicas sobre temas aragoneses. Podían haberle sacado mucha punta al asunto.

Porque en el PP están inquietos. Se notaba en los voluntariosos llamamientos a la militancia fiel para que cierre filas. En que Rudi no discursea con la soltura y la seguridad de sus mejores momentos. En que Aznar tuvo buen cuidado en no mostrar ninguna diferencia de criterio con Rajoy y la actual dirección. En que Eloy Suárez, que ha hecho suyo el belicista lema Zaragoza no se rinde, habló expresamente de Zaragoza en Común y de su primer candidato, Santisteve, para acusarles malévolamente de alguna oscura inclinación hacia Bildu y de menospreciar a las víctimas del terrorismo (gran ovación del respetable, claro). Se presumió mucho de llegar a estas elecciones "con las manos limpias". La palabra corrupción no se pronunció. José María Aznar levitó por momentos para eludir un hecho evidente: la actual condición de imputados o ya procesados y condenados de los que fueron tesoreros de su partido, ministros de su Gobierno, barones y caciques de sus organizaciones territoriales... De todo eso no hubo mención ni recuerdo, ni tampoco de los actuales negocios de su hijo, su yerno y de él mismo. Normal.

Aunque quizás sí habló de tales temas pero no llegamos a descifrar bien sus palabras. Porque buena parte de la intervención de la gran estrella se perdió entre los ecos de una sonorización deficiente (la Multiusos ha tenido siempre una acústica endiablada), además de la afición de Aznar a gangosear en plan salmantino (del barrio madrileño de Salamanca, no de la ciudad castellana famosa por su Universidad), a comerse las vocales cuando habla atropellado (emocionado homenaje a Fraga Iribarne, sin duda) y a deslizarse de vez en cuando hacia los acentos tex-mex (consecuencia inevitable de sus viajes a Estados Unidos). Eso no evitó que cuando enfatizaba alzando la voz la concurrencia le ovacionara con entusiasmo. "Si queréis a Rudi de presidenta --decía--, votad a Rudi, no a otra presidenta". ¿Se refería a Susana Gaspar, la de Ciudadanos?. Cualquiera de los presentes hubiera dicho que sí.

Es raro que los organizadores del mitin del PP no hubiesen tenido en cuenta que aquella misma mañana, la temida Gaspar (las encuestas le adjudican un porcentaje de votos no desdeñable, lo que la convertiría en una socia imprescindible para gobernar) había estado en La Rebotica donde, preguntada por periodistas de Radio Zaragoza, patinó de manera sorprendente. Quedó claro que no entendía algunas de las cuestiones que le planteaban, confundía los asuntos, desconocía de qué iban los temas y en cualquier caso carecía de propuestas programáticas mínimamente concretas. Y no es que otros candidatos novatos dominen a la perfección las claves y las respuestas. Pero, la verdad, tanta ignorancia... De eso podían haber hecho leña los del PP, pero a lo mejor ninguno de ellos se había enterado, y por lo tanto nadie se lo sopló a Rudi o al efervescente Aznar.

Echenique estuvo en la Facultad de Letras. Llenó, y reclamó un "pacto ciudadano" con el Gobierno de Aragón y la Universidad para acordar una financiación en serio de los campus y promover el conocimiento y la investigación. Se supone que, como él es científico, está ducho en la materia. Pero como también es un exponente del neopopulismo de izquierdas, aprovechó la ocasión para acusar a los agentes de la vieja política de haber creado un país "que imita a Bangladés en explotación laboral y a Luxemburgo en evasión fiscal".

Por su parte, CHA sale al encuentro de los votantes vendiendo sus dos puntos fuertes: aragonesismo y honradez probada. El partido que capitanean Soro y Martín pelea por seguir en la carrera tras el 24-M. Están convencidos de que poseen méritos para ello. Pero han llegado otros, de repente, y les han robado la merienda.

Aunque... ¿sirve de algo salir a la calle? Si se tiene en cuenta que las escenificaciones de las diversas candidaturas apenas atraen la atención de la gente, uno diría que no. Ayer, como se dice en otra sección, nada menos que Rudi y Suárez caminaron por las calles peatonales del Caso Antiguo de Zaragoza. No se les acercó nadie. Lo mismo les ha pasado a otras formaciones. La campaña es para los convencidos de antemano, los militantes, los propios candidatos y los medios informativos, que rodean de micrófonos y cámaras, a esos supuestos personajes que el vecindario ignora.