Las primarias abiertas celebradas por Zaragoza en Común (ZeC) han sido objeto de análisis de un estudio acometido por Cristina Monge, del Departamento de Psicología y Sociología de la Universidad de Zaragoza (UZ), y Juan Arana, jefe de Informática del campus. Para ambos, estos procesos van a ser «clave en la nueva política» porque permiten «una relación más estrecha entre los electores y los dirigentes de los partidos».

Las principales conclusiones de la investigación se pueden resumir en dos. Primero, la alta participación; y, segundo, la libertad de voto, a pesar del intento de influencia por parte de las corrientes que confluían.

Según Arana, el objetivo de la investigación era «saber cómo funcionan las primarias y qué dinámicas e impulsos hay detrás ». Para ello, entre otros factores, se han tenido en cuenta los patrones de las papeletas, las corrientes organizadas que concurrían, la identificación de líderes y segundos por los electores, los comportamientos según el sexo y el método de votación.

No ha sido hasta el último año cuando se han generalizado por primera vez estos procesos en España (PSC, PSOE-PSPV, Vox, Podemos...), de ahí el interés académico que han despertado. Además, también por vez primera, candidaturas como ZeC han practicado una política de datos abiertos y han ofrecido las papeletas para poder hacer este estudio.

El proceso de primarias de ZeC ha conllevado, según Arana, un grado de «implicación y de participación muy importante» en comparación con otros similares. Participó casi un 5% de los electores que acabaría votando esta opción el 24-M.

CÚPULAS

El estudio ha detectado una baja influencia de las cúpulas de los partidos y corrientes que confluían en la plataforma. «A pesar de que en ZeC había un acuerdo de no promover a ningún candidato», señala Arana, «por detrás sí que hubo movimientos» de algunas de esas corrientes organizadas «y algunos votantes podrían sentirse decepcionados », opina.

El seguimiento estricto de las consignas supuso en la votación online el 15% de los votos, y en las papeletas presenciales el 6%, una media del 9,7%. Según concluye el investigador, los militantes y simpatizantes de Puyalón y del Partido Comunista (PC) «siguieron las directrices de sus cúpulas al pie de la letra», aunque en el caso de los independentistas «no tuvieron éxito, ya que fueron a sacar a los suyos, pero tendieron pocas manos a los demás, y pocas se les tendieron a ellos».

En el caso del PC, hubo «unas directrices que sus militantes respetaron pero también tendieron puentes a otras corrientes», y estas se los tendieron a ellos. IU y Podemos «supieron aglutinar» más sensibilidades. Luego está el caso de los independientes, como Luisa Broto, la número dos de ZeC, a los que «muchos votantes les reconocieron su militancia en movimientos sociales, un factor que pesó más que las directrices de las corrientes».

El sistema de elección fue el del voto ponderado, que en este estudio se compara con el del Eurovisión. Cada votante proponía a media docena de candidatos y los puntuaba del 1 al 6. Según Arana, esto favorecía a los independientes. Y pone un ejemplo, el de Ahora Madrid, en el que el candidato a liderar la lista doblaba en puntuación a la segunda propuesta de cada papeleta, ya que el sistema «beneficiaba a los candidatos avalados por corrientes. Si se hubiera aplicado esta ponderación aquí, no habría salido el primero Santisteve, sino Alberto Cubero, del PCE».

Para Arana, la metodología de ZeC «es más compleja y enriquecedora ». Respeta más la opinión de los votantes y da un resultado más plural «que el que habría salido de unas primarias más clásicas », apunta. Ningún partido ha copado los primeros puestos en bloque. Otra idea es que sigue pesando cierto machismo. Por cada tres hombres propuestos para liderar la lista solo había una mujer. El estudio concluye que, aunque «las corrientes organizadas intentaron influir en el proceso, lo que ha ganado es la transversalidad y la ponderación », por lo que aseveran que ZeC fue una candidatura «verdaderamente ciudadana».