La sintonía esgrimida por los líderes estatales de Podemos y el PSOE, Pablo Iglesias y Pedro Sánchez, en la que ambos muestran su predisposición a facilitar gobiernos de izquierdas, se encuentra con el escollo de Aragón, donde el personal liderazgo de Pablo Echenique y sus círculos autonómicos sitúan a esta comunidad como una en las que aún es incierto establecer si será posible ese pacto para la investidura del candidato del PSOE.

A unas horas de que la directiva de Podemos Aragón se reúna con el Consejo Ciudadano autonómico para comenzar a marcar los planteamientos que expondrán al PSOE en la negociación que comenzará la próxima semana, Iglesias dio una rueda de prensa en la que mostró una predisposición clara a que ambas formaciones se encuentren en el camino. Pero Iglesias --que ejerce un férreo control sobre la mayoría de consejos ciudadanos autonómicos-- sabe que Echenique tiene el apoyo de los círculos de Aragón, lo que le otorga una capacidad de maniobra que escapa al líder estatal. Por eso ayer el dirigente nacional admitió que en Aragón ese acuerdo es más complejo.

No es casual que estas aparentes dificultades --aunque todo indica que en Aragón también habrá puntos de encuentro sobre los programas-- se encontraran ayer con un ligero cambio de postura en el PSOE federal. Su secretario de Organización, César Luena, indicó que el apoyo de su partido a la candidatura de Zaragoza en Común no estaba decidido, al igual que ocurre con Madrid. Sin embargo, la reacción de Luena forma parte de una estrategia de negociación y marcar distancias con la lista de confluencia, después de que Iglesias apostara por una mayor implicación de Podemos en las candidaturas de unidad popular.