En los inicios de todos los procesos negociadores hay mucha pose, sobre todo del que se ve necesario. Y eso es lo que hizo Pablo Echenique al reivindicarse como presidente de la DGA en su primera intervención pública sobre el pacto. Podemos tiene que entenderse con los socialistas para evitar un colapso con el Gobierno de Aragón. Sí o sí. Ayer, en su segunda intervención, el diputado electo de la izquierda radical ya estuvo más conciliador y en el comunicado vespertino, mucho más. Hay que dejar que hablen y que los dos digan lo qué quieren. Lambán pide ser presidente, porque tiene más votos y más escaños, y le gustaría un gobierno monocolor, aunque está dispuesto a ceder y dar puestos en la Mesa de las Cortes y hasta en la DGA si es preciso. Y Echenique debe aclarar si quiere cargos o solo quiere políticas comunes. Con transparencia, pero también con claridad. Lejos estamos de aquellos momentos en que Echenique llegó a decir que "nunca" pactaría con el PSOE (diciembre del 2014). O de aquellos en que Lambán criticaba duramente al partido emergente y advertía sobre la connivencia entre el PP y Podemos para invalidar al PSOE (enero del 2015). Se ve que va a haber buen ambiente. Aunque en medio las poses parezcan otra cosa.