No, definitivamente no voy a salir a la superficie solo para conocerle. Hubo unos días, lo reconozco, que me llamaba la atención ver qué había más allá de la red de túneles en la que vivíamos todos, pero es una idea suicida. Y la verdad no entiendo qué interés tiene en verme en persona, para eso están todas las aplicaciones de comunicación en 3D, las de chat privado o en grupo, la mensajería instantánea… Abro el comunicador y le contesto.

—Algún otro plan tendrás, ¿no? No quiero incumplir las normas ni exponerme a ningún virus mortal del exterior.

—¿De verdad te crees que el exterior es tan malo como lo pintan?

—No lo creo, lo sé. Para eso están las noticias, los mapas digitalizados… He visto mil veces en esas imágenes tu ansiado exterior y sí, es tan malo como dicen.

—Eso es lo que nos han hecho creer.

—Porque es la verdad.

—Vale, dime dónde viven los actores y actrices, famosos, políticos…

—Eso no tiene que ver con lo que estamos hablando, cada uno vivirá en su casa interior, como todo el mundo -me está empezando a cabrear. ¿Qué me quiere decir?-

—Vayaaaaaa, has fallado. Lo de ahí fuera no es horrible, justo al contrario, es el mejor lugar que puedes ver en toda la Tierra.

—Vale, vale, es decir, que todo es como era antes del gran desastre del calentamiento global -me maldigo por incrédula, una gran parte de mí se lo está creyendo-.

—Exacto, un lujo… pero para unos pocos. -Pues, la verdad, me encantaría creerte, pero no sé por qué debería-.

—Porque lo he visto con mis propios ojos.