—¿Cómo surgió la posibilidad de presentarse al certamen de Ensayo y Relato organizado por la Fundación UNIR?

—Alicia Martín, que es nuestra profesora de filosofía, nos dijo que teníamos que hacer un ensayo sobre ese tema y que contaba como un trabajo más. Después me dijo si lo quería presentar al concurso porque le había gustado y finalmente lo presenté.

—¿Te gusta escribir de normal?

—Lo que es escribir como tal no lo hago por pasar el tiempo libre. Realmente ese trabajo lo hice porque era un trabajo y evidentemente había que hacerlo, pero escribir no suelo, excepto alguna vez que escribo sobre el Real Zaragoza porque es mi equipo. Además escribo cosas buenas.

—¿Has participado en otros concursos o certámenes aparte de este último?

—No, nunca había participado en ningún concurso antes. De hecho, en este no pensaba que mi ensayo era tan bueno como para ganar el primer premio.

—Cuando te pusiste a escribir el ensayo, ¿cómo te vino la inspiración?

—Fue un fin de semana difícil porque justo aquel sábado no tenía ni Internet ni nada. Me pasé a casa de una amiga para poder hacer el trabajo y ahí estuvimos pensando. Me vino la idea primero y después poco a poco fui completando. Cuando lo vio Alicia, la profesora, me dijo que corrigiera unas cosas. En los siguientes días fui añadiendo y añadiendo y así se quedó.

—¿Cómo fue el día de la entrega de premios?

—Fue en el edificio central de Ibercaja y teníamos que presentarnos los finalistas del concurso. Allí recogimos primero nuestro diploma por haber llegado hasta allí y por ser finalistas y después eligieron a los ganadores.

—¿Cómo te quedaste al conocer que habías ganado?

—Me quedé flipando y un poco en shock porque estaba muy tranquila pensando que no iba a ganar y que estas cosas no son mi punto fuerte. De repente dijeron que el primer premio era para Alba y me eché a reir porque ahí tenía tantos nervios que salí disparada a por el premio. Nos dieron un cuadro de una pintora, que es muy bonito, y una escultura con una mujer y un libro, que también es muy bonita.

—En el ensayo hablas principalmente de la desigualdad, ¿crees que se está avanzando bastante en reducirla o que todavía se está yendo demasiado lento?

—En nuestro país sigue habiendo muchas situaciones en las que existe desigualdad. Sin embargo en otros países se nota mucho más, por ejemplo en el tema de las mujeres. No se ven nada favorecidas, es más bien todo lo contrario.

—¿Qué es lo que más te molesta de la desigualdad y qué te gustaría cambiar ahora mismo si estuviera en tu mano?

—Por ejemplo, por el mero hecho de ser mujer en muchos trabajos estás más desfavorecida. Otro ejemplo puede ser una persona con menos estudios que otra. Que se le trate diferente no es justo.

—¿Te ha tocado vivir alguna situación así en primera persona?

—Por suerte no, pero hay casos que se saben o que vemos a diario y no hacemos nada por cambiarlos.

—¿Crees que falta ayuda de los que tienen el poder y capacidad para paliar la desigualdad?

—Creo que sí porque por mucho que las personas quieran cambiar cosas, si las gente que tiene más poder no lo hace, no cambiará nada. Faltan medidas.

—¿Consideras que depende más de la gente «de arriba» o de todas las personas?

—Si todo el mundo que pensamos igual ayudamos a que se den a conocer estas situaciones, la cosa cambiaría. Si todos ponemos de nuestra parte y nos juntamos, todo cambia, pero es complicado.

—En general, ¿las personas somos egoístas por naturaleza?

—Sí, somos egoístas. Hay gente que puede estar delante de una situación que no sea justa o en la que una persona esté despreciando a otra y como es una persona sola no dice nada para evitar represalias. Si nosotros estuviéramos en esa situación seguro que nos gustaría que alguien hiciera algo por nosotros. De hecho, esto último es la conclusión de mi ensayo.

—¿Te has planteado hacer algo relacionado con las letras en el futuro ahora que están en Bachillerato?

—Soy de letras, pero todavía no tengo nada previsto.