Aunque la preocupación por el comportamiento de los videojugadores es creciente, los especialistas insisten en que hay que diferenciar entre una adicción y un uso excesivo o problemático de los videojuegos o juegos digitales.

Hoy en día muchos adolescentes dedican parte de su tiempo a los videojuegos, pasan más horas de las que son recomendables frente a una pantalla, pero si esto no afecta a su vida familiar y social y no repercute en su rendimiento escolar, no puede considerarse una patología, según dicen los expertos.

Cuando una persona tiene una adicción pierde el control y toda su vida gira en torno a esa cosa o sustancia a la que es adicto. El afectado se convierte en un esclavo que deja de hacer sus actividades habituales y sufre profundamente porque, aunque le gustaría abandonar ese comportamiento, la realidad es que no puede hacerlo.

Para diferenciar la adicción de un uso excesivo, existen ejemplos como los de los eSports, videojugadores profesionales que se ganan la vida pulsando botones y pasando pantallas, testean los nuevos videojuegos antes de que salgan al mercado y participan en competiciones internacionales, para las cuales deben prepararse a conciencia y pasar buena parte del día «entrenando» delante de la tele o del ordenador.

Una muestra del grado de profesionalidad que llegan a alcanzar es que los eSports han sido incluidos como una nueva modalidad dentro de los Juegos Asiáticos de Yakarta, el equivalente continental de los Juegos Olímpicos, que se celebrarán este 2018.