El sano hábito de dormir después de comer de los españoles y la palabra que lo define, que es «siesta», fue uno de los términos más conocidos por los turistas que visitaban nuestro país hace algunos años atrás. Hoy, España se ha convertido en un país que ha adoptado costumbres y hábitos anglosajones, franceses y americanos en multitud de facetas de la vida y del trabajo, y con ello se ha perdido un hábito que nos era muy nuestro: el de la siesta.

La siesta, como lo bueno: si breve, dos veces bueno. ¿Es beneficioso haber abandonado la siesta? Se ha comprobado científicamente que con una siesta mejoraban su productividad y rendimiento intelectual. La NASA ha certificado que 40 minutos de siesta aumentan el rendimiento del individuo en un 34%. En Harvard, un estudio de las mismas características arrojó resultados similares.

Dormir al mediodía no está directamente relacionado con el clima de los países mediterráneos o con la digestión, como se ha sostenido durante mucho tiempo. La digestión produce sueño, lo que pasa es que coincide con el momento del día en el que nuestro sistema nervioso más precisa de un descanso, y más hoy en día, pues el intenso ritmo de vida y la enorme competencia se ha acentuado en la sociedad moderna. Así pues, debemos recuperar la buena y sana costumbre de hacer una pequeña siesta. Las cosas irán mejor. El deseo de recuperar la siesta está muy extendido, pero está mal visto reconocerlo.