Era un día de otoño y sentía un vacío en mi interior.

Estaba yo sola en casa, con miedo a que no volvieras a mí. A que cuando te fuiste aquel día de tormenta, no volvieras.

Aún me acuerdo cuando vivíamos mil y una historias, en las que siempre era la protagonista gracias a ti.

Ahora, con soledad en mi cuerpo, no sé qué dibujar ni contar. Sé que ahora eres feliz con otro niño o niña, ayudándole con sus problemas, aunque a veces absurdos.

Tengo miedo de que en esta noche de otoño, no vuelvas a mí, mi querida creatividad.