Los alumnos de 4º de ESO del colegio La Salle Montemolín tuvimos el placer de asistir el pasado 7 de febrero a la representación de una obra teatral en el Museo Pablo Serrano. Se trataba de Diálogo de Sombras, obra escrita por el gran autor aragonés Rafael Campos y dirigida por Cristina Yáñez.

Antes de comenzar la función nos dieron una serie de avisos sobre el comportamiento que debíamos tener durante la obra, y todos esperamos ansiosos a que las luces se apagaran y los actores subieran al escenario. Comenzó y se hizo el silencio en la sala. Esta obra nos trasladaba hasta principios del siglo XX, y nos presentaba a dos de los más importantes autores de la época, Federico García Lorca y Ramón María del Valle-Inclán, en un hipotético encuentro una vez muertos. Estos personajes, junto a la niña Presentación nos iban escenificando algunas famosas obras como Luces de Bohemia de Valle-Inclán o Bodas de Sangre de Lorca, entre muchas otras. Incluso apareció otro autor también de la época como fue Rafael Alberti, con Meadas colectivas.

El decorado, la iluminación, la actuación y la caracterización de los actores consiguieron dejarnos estupefactos, y nadie podía quitar los ojos del escenario. Consiguieron llevarnos a esa época y que entráramos en la mente de los personajes.

Cuando la función finalizó, volvimos a la realidad y, emocionados, les dimos un sincero y sonoro aplauso. A continuación los actores nos explicaron de forma breve todo sobre lo que habíamos presenciado: la trama, los personajes, las obras que habían interpretado...

Después, tuvimos la oportunidad de exponerles todas las dudas que nos habían quedado acerca de los papeles que habían interpretado, de la obra o de la profesión que ejercían. Una vez nos quedamos sin preguntas, despedimos a los actores con un fuerte y cálido aplauso. Tras haber disfrutado de esta experiencia, en nuestro pensamiento quedó que el siglo XX y autores como los que allí vimos se vuelven cercanos demostrando lo actuales que pueden llegar a ser. Comprendimos que el teatro de calidad no envejece.