El patio del instituto Grande Covián de Zaragoza acogió el pasado 24 de noviembre una actividad con objeto de concienciar a toda la comunidad educativa de la necesidad de erradicar el gravísimo problema que afecta de forma tan importante a nuestra sociedad.

El acto comenzó a las 11 de la mañana y contó con la presencia de todos los alumnos y profesores del centro, que así quisieron preparar el 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Consistió en crear un gran lazo que ocupaba todo el patio, formado por alumnos de todos los niveles educativos portando hojas moradas que permitieron dar forma al símbolo contra la violencia de género.

El acto contó con la participación especial del equipo de Compañeros Ayudantes y Alumnos Mediadores. Este programa permite la canalización de los conflictos que se detectan en el aula y fuera de ella, así como su posterior resolución mediante el compromiso de los propios alumnos en el proceso. Posibles casos de acoso escolar, racismo o violencia de género son descubiertos aún incipientes y tratados para evitar que prosperen. En este marco, la acción desarrollada el día 24 trató de hacer reflexionar acerca de comportamientos cotidianos que, en ocasiones, no son reconocidos como tales agresiones sexistas por los propios protagonistas.

En el acto se leyó el siguiente manifiesto: «La violencia contra la mujer constituye una manifestación de unas relaciones de poder históricamente desiguales entre el hombre y la mujer, que han conducido a que el hombre domine a la mujer y discrimine contra ella, impidiendo su adelanto pleno. Y es uno de los mecanismos sociales fundamentales por los que se reduce a la mujer a una situación de subordinación respecto del hombre». Así lo reconoció en diciembre de 1999 la Asamblea General de Naciones Unidas en la Resolución mediante la que declaró el 25 de noviembre Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, que se celebra anualmente para sensibilizar y concienciar a la ciudadanía sobre esta violencia, que supone uno de los ataques más flagrantes a derechos fundamentales como la libertad, la igualdad, la vida, la seguridad y la no discriminación. La violencia machista es la consecuencia de la desigualdad estructural y de la falta de reconocimiento hacia las mujeres, y los feminicidios representan la escenificación más extrema y brutal de la desigualdad.

Por una igualdad real / La defensa de la igualdad real y efectiva y la erradicación de la violencia de género es una prioridad para nuestro instituto, por responsabilidad y porque así lo exige la gravedad de la realidad del día a día de miles de mujeres y de sus hijos e hijas menores, que viven en esa violencia y que son también asesinados para infligir el mayor daño posible a sus madres. Menores que ya son reconocidos por ley como víctimas directas y a los que debemos una atención global y completa para responder a sus necesidades y ofrecerles asistencia especializada; judicial, social y psicológica, dadas las graves consecuencias de la violencia machista para su desarrollo vital.

La acción gubernamental no será suficiente sin la corresponsabilidad y la implicación del conjunto de la ciudadanía. Porque no es un asunto privado; se trata de un problema que afecta, ataca y agrede no solo a la mujer víctima y a sus hijos e hijas, sino a la sociedad en su conjunto. Nadie puede, por tanto, mantenerse al margen de la lucha contra la violencia sobre la mujer, porque es un mal que arremete contra la sociedad de forma indiscriminada; un acto detestable que descalifica a quien lo realiza y también a quien lo tolera.

La especial incidencia de la violencia machista en España, que significa un terrorismo de género absolutamente devastador, debe avergonzarnos como sociedad, y requiere de una respuesta global contundente: debemos impedir los intentos de justificar, minimizar, banalizar u ocultar la violencia de género, denunciar cualquier tipo de maltrato hacia las mujeres y arrinconar a los agresores. Nuestra lucha contra cualquier manifestación de violencia machista y la prevención se hace, si cabe, más necesaria como ejemplo para adolescentes y jóvenes. El objetivo: evitar que este tipo de violencia se perpetúe, ya que las relaciones entre chicos y chicas se siguen construyendo sobre la base de la desigualdad, el poder y el sometimiento.

Recientes encuestas constatan que un porcentaje superior al 80 por ciento de adolescentes conoce o ha conocido algún acto de violencia en parejas de su edad. Reproducen conductas de intimidación, control personal y emocional, violencia física y verbal o violación de la intimidad, lo que evidencia el salto de generación en generación de la violencia de género y la existencia de una resistencia social a poner fin a esta situación que supone una violación de los derechos humanos.

Es prioritario actuar en la infancia, la adolescencia y la juventud para generar un proceso de socialización que modifique los actuales modelos de pensamientos y conductas patriarcales, y para que este sector de la población destierre la cultura de la discriminación y defienda el derecho de las mujeres a vivir sin violencia. En definitiva, un cambio que permita la construcción de una sociedad en la que no tengan cabida las desigualdades ni la violencia contra las mujeres.

El IES Francisco Grande Covián de Zaragoza reitera, una vez más, su repulsa y condena ante este drama social y renueva su firme compromiso en la lucha contra la violencia machista, mediante la educación, la prevención, la sensibilización, la concienciación y la asistencia y protección a las víctimas, y solicita asimismo la lucha activa, la participación social para desarrollar actuaciones eficaces y efectivas y para evitar que se permitan y normalicen discursos que muestren permisividad a la violencia. Pese a la situación actual, no debemos caer en el desánimo. Hay motivos para la esperanza. Se han producido avances y cada vez más personas, mujeres y hombres, asumen su responsabilidad social, alzan la voz contra la violencia machista y apoyan a las víctimas. Y cada vez más mujeres, con su reacción y con el apoyo social e institucional, salen del círculo de la violencia de género.