Y de pronto me encontré allí, con todo el mundo a mi alrededor. Pero, en realidad estaba sola, nadie me apoyaba ni me ayudaba. Solo estaban allí para reírse de mí o cotillear, me sentía observada todo el tiempo. Les odiaba a todos, en especial a ellas: Sara, Tina y Rosa, las que ya eran mis «ex amigas».

Nos conocimos hace siete meses, por una estúpida y maravillosa casualidad de la vida. Ninguna teníamos amigas, estábamos solas, sin nadie para que nos consolara, ayudara o simplemente escuchara de verdad cuando teníamos algún problema.

Hasta que en el instituto pusieron un anuncio de una nueva app para móviles. Se llamaba ‘Bestfriends’ y lo que hacía era crear amistades a partir de unos test, que tenías que rellenar previamente. Casualmente, las cuatro lo rellenamos y, bueno, así nos conocimos. Al principio no confiábamos las unas en las otras, pero al conocer a más gente y al ir superando obstáculos, nos hicimos inseparables. Qué pena que...

Bueno, ya lo veis, nos separásemos. Todo ocurrió seis meses después de ‘Bestfriends’, y es que el creador de la app creó ‘Deadfriends’. Nos enteramos del lanzamiento de la app, así que como creíamos que nuestra amistad era irrompible, nos descargamos la aplicación. Gran error. Todos los días me arrepiento de ello. Se trataba de rellenar otro test, un tanto «especial».

Tenía preguntas como ¿qué es lo peor que has hecho en la vida? o ¿te gustaría matar a alguien? Pero eso no era lo peor. Cuando finalizabas el test, se mandaba automáticamente a tus contactos de ‘Bestfriends’.

Fue el peor día de mi vida. Nada más leer el cuestionario, Tina, Sara y Rosa se escandalizaron. Después, se asustaron y, finalmente, me empezaron a insultar. Repito, el peor día de mi vida. Me pegué llorando toda la noche, pensando en el psicópata que hizo las app y en mi madre. Ya se lo dije a ellas: la maté sin querer.