Mi nombre es Larbi Gharbaoui y ejerzo labores de mediación en los centros educativos de la provincia de Huesca. Uno de los centros donde desarrollo mi labor es el CEIP Alto Aragón de Barbastro. Este centro acoge un significativo número de alumnos hijos de padres extranjeros y, en particular, magrebíes que trabajan en el sector primario. Por origen geográfico o étnico, la diversidad define el centro y ello supone su principal reto.

La labor mediadora la ejercemos de modo coordinado con tutores, equipo directivo y el servicio de orientación escolar. Los ámbitos fundamentales en los que se actúa son la prevención del fracaso escolar, mejora de la convivencia y de la integración. Para ello hay que actuar sobre tres ejes fundamentales: el centro, el alumnado y las familias.

Lo que ocurre en este centro escolar no difiere mucho a lo que sucede en el resto del estado y la comunidad autónoma. Aparte de los objetivos señalados, el servicio de mediación tiene que trabajar para que no exista falta de diálogo cultural y se generen pequeños conflictos. Ojalá llegue pronto un día en el que la integración sea total. Los mediadores somos optimistas porque educar es labor de todos y el desarrollo individual de la ciudadanía (con sus derechos y obligaciones) no depende de orígenes ni de lenguas.

Los padres y madres extranjeros provienen de países con diferentes culturas y sistemas educativos, con diferentes formas de comunicación. A ello se añade su desconocimiento del papel que desempeñan los padres en el centro docente para facilitar la educación de sus hijos.

Una de las prioridades de las intervenciones con las familias de origen árabe, es hacerles partícipes en todo lo que tiene que ver con la educación de sus hijos, y la implicación de las familias en la vida escolar, acercarles cada vez más a participar en las actividades del centro, asistir a las reuniones y tutorías y participar en las asociaciones de padres y madres donde desafortunadamente todavía son escasas, debido a situaciones personales de añoranza y aislamiento. Aunque en estos últimos años el panorama ha cambiado, y poco a poco se va notando una presencia de un número considerable de familias árabes.

Prueba de que vamos por buen camino es que en este centro la normalización ha llegado también a la AMPA, pues Khaled, padre de dos alumnos en este centro, tras cuatro años de ser miembro activo de ella, se ha convertido en el nuevo presidente. El hecho no es un caso aislado puesto que ya son más de 20 familias emigrantes las que se han integrado en la asociación para promover actividades extraescolares y, sobre todo, acercar las familias entre sí, y estas al centro.