Era un día más, el sol resplandecía sobre el cielo azul. Hacía ya dos años que se marchó por motivos de trabajo al otro lado del charco; yo aún seguía esperando su regreso, pero ya no me llegaba ni una sola llamada por su parte ni una contestación a la mías, hasta esa tarde soleada, sonó el teléfono, era su nombre el que aparecía en la llamada; me ilusioné, pensaba que sería para decirme: hoy mismo vuelvo, ven a recogerme al aeropuerto, lo siento por no haberte cogido el teléfono en estas últimas semanas, andaba muy liada con el trabajo; pero no fue ni mucho menos por eso, fue para decirme que en esas semanas en que no me había llamado no era por motivos de trabajo ni nada por el estilo, era porque no se atrevía decirme que había encontrado una persona mejor que yo, y tenía pensado formar una familia allí, que no quería saber más de mí y que no la iba a volver a ver más, que no volviera a llamar .

Después de unos días, llegué a la conclusión de que no tendría que haber sido un iluso pensando que volvería, tendría que haber acabado con esto en el momento en que me dijo que se marchaba y no haber perdido dos años de mi vida esperando esa llamada.