No olvides que te quiero.

No olvides que aunque no sonrías

sigo pensando en tu sonrisa

para intentar dibujártela en la boca.

No olvides

que aunque haya algo que duela,

aparto la espina para que intentes

estar

bien…

Y luego

me saques la espina

y limpies la gota de sangre.

No olvides que el agua se evapora,

y las lágrimas no son una excepción.

No olvides que tienes que recordar.

Recordar

que la paciencia,

en algún momento de su vida,

ha sido impaciente.

Que la amargura

ha sabido amar,

y el amor

apuesto

a que

también.