«Mira hacia arriba y verás que siempre está bonito», me dijeron. Cierto. El cielo siempre está bonito. Da igual de qué color sea el algodón de azúcar que siempre está rico, pues lo mismo pasa con las nubes.

Da igual que sean blancas o negras, que estén contentas o enfadadas, que sean más grandes o más pequeñas, que expresen más o menos, da igual, son bonitas igual, solo hay que saber apreciar la belleza de cada nube. Puede que a una nube le aparezca un arco iris y la haga más bella, pero sin el arco iris no será fea, lo aseguro.

Da igual que la nube sea blanca, negra o gris, si llora siempre aparecerá su sol para hacerle feliz. Si ves que una nube te hace feliz, no dejes que se la lleve el viento, sobre todo en Zaragoza, que de eso no nos falta.

Da igual que sea de día o de noche, las nubes y las estrellas sólo son amigas, por eso Sol no tiene que ponerse celoso. Las nubes somos las personas que vivimos en el mundo, que todas somos preciosas tanto blancas como negras, que una persona puede mejorar con maquillaje, pero nunca dejará de ser bella.